La ciudad fue escenario de una significativa manifestación de fe y cultura con la procesión en honor a la Virgen del Carmen, un evento que congregó a cientos de ciudadanos. La imagen sagrada recorrió las principales arterias urbanas, culminando su trayecto en la emblemática Plaza Luis de Fuentes y Vargas, donde una multitud aguardaba su llegada.
Entre las diversas expresiones folclóricas que acompañaron la celebración, la danza del tinku captó de manera especial la atención de los presentes. La vitalidad y la originalidad de sus ejecutantes generaron un ambiente de júbilo, provocando sonrisas y admiración entre los espectadores.
Desde el comité organizador se subrayó la doble trascendencia de este tipo de actividades. Se destacó que no solo impulsan un movimiento económico en la localidad, sino que también cumplen un rol fundamental en la revitalización y el realce de las tradiciones y el patrimonio cultural.
Una modificación estratégica en la planificación del evento se implementó con el propósito de optimizar la visibilidad de las presentaciones dancísticas para un público más amplio. Inicialmente, se había considerado la Avenida Integración como el sitio principal para las exhibiciones