Una coalición de organizaciones campesinas, entidades cívicas y grupos ambientalistas, procedentes de las provincias de Méndez y Cercado, ha elevado una solicitud conjunta a las autoridades municipales de San Lorenzo y Cercado, así como a la Gobernación de Tarija. El objetivo es establecer un esfuerzo coordinado para la creación de un cordón ecológico que salvaguarde la Reserva Biológica de Sama. Este pulmón natural se encuentra bajo una presión constante debido a la expansión urbana descontrolada, la incidencia de incendios forestales, la deforestación y la contaminación de las vitales fuentes de agua que abastecen al Valle Central.
Desde el sector campesino, se ha enfatizado la imperiosa necesidad de establecer límites claros para la Reserva de Sama, ante la incesante expansión urbana en ambos municipios. Se ha detallado que este cordón ecológico no solo actuaría como una barrera contra incendios y ocupaciones irregulares, sino que también mitigaría la contaminación ambiental, asegurando el acceso al agua y preservando el equilibrio ecológico fundamental para el valle.
El crecimiento de nuevas áreas urbanas, especialmente en las faldas de la cordillera, ha provocado una considerable reducción de las zonas destinadas al pastoreo y los cultivos, impactando directamente a los productores ganaderos y agrícolas. Se ha expresado preocupación por la percepción de una supervisión insuficiente por parte de las entidades reguladoras de tierras y áreas protegidas, lo que presuntamente ha contribuido a la ocupación irregular de zonas adyacentes a la reserva.
En este contexto, se ha instado a la regulación de los límites de comunidades rurales específicas. En San Lorenzo, se mencionan Santa Bárbara, Calama, Erquiz, Coimata y La Vitoria, mientras que en Cercado, la atención se centra en Obrajes, Rincón de La Vitoria, Turumayo, Pinos, Calderillas, Lazareto y Bella Vista. La delimitación de estas áreas se considera crucial para contener las invasiones de terrenos que amenazan directamente las fuentes de agua y la rica biodiversidad.
La implementación de un cordón ecológico, un modelo exitoso en otras urbes como Santa Cruz de la Sierra, se presenta como una estrategia viable. Dicha experiencia no solo ha demostrado su eficacia en la protección de áreas verdes, sino también en el control ambiental y la prevención de inundaciones. Se argumenta que Tarija podría beneficiarse enormemente de replicar este enfoque para contrarrestar los efectos adversos de la contaminación, el cambio climático, los incendios forestales y el avance desordenado de las urbanizaciones.
A nivel municipal, se ha advertido sobre una disminución en el caudal de las fuentes hídricas de la Reserva de Sama en los últimos años. Esta reserva, que alberga una notable diversidad con más de 250 especies de flora y 180 de fauna, enfrenta un riesgo considerable debido a la ausencia de planes y proyectos ambientales integrales que garanticen su preservación a largo plazo.
La vulnerabilidad de la Reserva de Sama ha sido trágicamente reafirmada por un reciente y devastador incendio forestal, cuya magnitud superó incluso el siniestro ocurrido en 2017, que arrasó aproximadamente 13.000 hectáreas. Este evento subraya la urgencia de las medidas de protección y gestión ambiental solicitadas