Desde el corazón de la capital constitucional de Bolivia, en el marco de la trascendental conmemoración del Bicentenario de la independencia nacional, el presidente Luis Alberto Arce Catacora compartió sus reflexiones sobre el significado de esta fecha histórica. Sus declaraciones tuvieron lugar poco después de su mensaje oficial en la Casa de la Libertad, el emblemático recinto donde se selló la independencia del país hace dos siglos. En un ambiente político marcado por la polarización y a escasos días de las elecciones generales, el mandatario abordó diversos aspectos de su gestión, sus aspiraciones de legado y una evaluación de las propuestas políticas que compiten por la dirección del Estado.

La agenda prevista para la celebración de los 200 años de independencia se cumplió satisfactoriamente. La presencia de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, fue destacada como un gesto de hermandad entre naciones con objetivos compartidos. Se lamentó la ausencia de los presidentes de Chile y Paraguay, Gabriel Boric y Santiago Peña, respectivamente, debido a emergencias nacionales que impidieron su asistencia. No obstante, el resto de las delegaciones internacionales y representantes de organismos multilaterales acudieron al encuentro. Los visitantes pudieron constatar el vasto potencial de Bolivia para el crecimiento y el desarrollo, mientras la nación entera vivía con profunda emoción el Bicentenario.

Entre los momentos significativos de la jornada, se resaltó la presentación de dos publicaciones fundamentales: una dedicada a la historia del Bicentenario de Bolivia y el primer volumen de una colección promovida por la Vicepresidencia. Se subrayó la importancia de estos textos como herramientas esenciales para comprender el pasado y proyectar el futuro del país, sugiriendo su inclusión en bibliotecas escolares y universitarias. Asimismo, se hizo hincapié en los esfuerzos por reivindicar a figuras y sectores históricamente marginados. La instalación del monumento a Doña Juana Azurduy en la Plaza 25 de Mayo fue citada como un acto de justicia histórica, simbolizando la visibilización de aquellos que antes fueron excluidos y el avance de Bolivia hacia una identidad más inclusiva y plural. La jornada transcurrió con tranquilidad, y el almuerzo ofrecido a los invitados internacionales se caracterizó por un ambiente de cordialidad, donde incluso se disfrutó de la música boliviana.

Al abordar los hitos históricos esenciales, se enfatizó la necesidad de reconocer y valorar la historia precolonial del territorio, destacando la existencia de civilizaciones, culturas organizadas y sistemas productivos antes de la llegada de la invasión española. Un hilo conductor recurrente en la historia boliviana, según la perspectiva presidencial, ha sido el saqueo de los recursos naturales, desde la época colonial hasta la explotación por parte de los barones del estaño y las empresas petroleras. Esta constante extracción ha configurado gran parte de las dificultades estructurales del país. Se hizo referencia también a otras formas de despojo, como la pérdida de vastos territorios tras la independencia, un proceso que se atribuyó a intereses foráneos y a élites internas, debilitando a la nación a pesar de su potencial militar y económico. Las guerras del Pacífico, del Acre y del Chaco fueron señaladas como eventos no casuales, sino impulsados por intereses específicos, de los cuales la Bolivia actual debe aprender para construir un futuro distinto.

En cuanto al modelo económico, se insistió en que el aprovechamiento soberano de los recursos naturales debe ser el pilar del desarrollo nacional. Esta estrategia, denominada modelo económico social comunitario productivo, representa una ruptura histórica al asegurar que los beneficios de estos recursos reviertan directamente en la población boliviana. Su objetivo principal es la industrialización, la transformación y la generación de valor agregado. Bolivia, con sus vastas reservas de litio (las mayores del mundo), minerales tradicionales, tierras raras, hidrocarburos, biodiversidad y un robusto sector agropecuario, posee los elementos para impulsar su desarrollo si son gestionados con soberanía. La visión es construir una economía para los bolivianos, que genere empleo e impulse la industria local, superando la dependencia de la extracción externa.

Sobre el legado de su gestión, el mandatario expresó su deseo de ser recordado como el impulsor de la industrialización del país y de un modelo económico que ha demostrado su eficacia, incluso en coyunturas adversas. Se afirmó que su administración fue la que claramente posicionó los recursos naturales al servicio del pueblo, marcando la industrialización como el camino para lograrlo. A pesar de los desafíos, como bloqueos, crisis externas y obstáculos legislativos, el país ha mantenido su crecimiento, reduciendo la pobreza y mejorando indicadores sociales gracias a la aplicación de este modelo. La aspiración es que su gestión sea recordada por haber sembrado las bases de una nación industrializada y con plena soberanía económica.

Respecto al futuro inmediato de Bolivia y los próximos cinco años, se indicó que este dependerá de la decisión ciudadana en las próximas elecciones. Se planteó que el 17 de agosto se definirá entre dos modelos contrapuestos: el neoliberal, cuyas consecuencias de desempleo, pobreza, privatización y exclusión ya fueron experimentadas durante dos décadas (1985-2005), y el modelo actual, que promueve la nacionalización, una activa participación estatal en la economía y el impulso a la industrialización, y que ha demostrado resultados concretos en la reducción de la pobreza y el incremento de la inversión pública.

En relación con los obstáculos legislativos, se atribuyó a la Asamblea Legislativa la paralización de más de veinte proyectos de ley de carácter económico y social, lo que ha tenido un impacto considerable en la economía. Se citó como ejemplo la situación con el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), encargado de monitorear el lavado de dinero. Se explicó que un proyecto de ley presentado en 2021 para evitar que Bolivia ingresara en la lista gris fue politizado y no aprobado, resultando en la inclusión del país en dicha lista, lo cual complica las transacciones financieras internacionales. Se lamentó que, tras un esfuerzo de seis años para sacar al país de esa lista en una gestión anterior, Bolivia se encuentre nuevamente en ella por falta de voluntad política, calificando la situación como un boicot irresponsable que busca rédito político a costa de la economía nacional.

Finalmente, el mensaje a la población a pocos días de los comicios fue una invitación a la reflexión y a la comparación de los resultados de ambos modelos. Se recordó la experiencia de veinte años de neoliberalismo y se instó a considerar la opción actual, que ha generado resultados tangibles y requiere continuidad. Se reafirmó la convicción de que el Estado debe mantener un rol central en la economía, ya que ninguna economía exitosa a nivel global prescinde de su presencia. La visión es que Bolivia continúe su senda de crecimiento con soberanía, justicia social e industrialización, depositando la confianza en la sabiduría del pueblo boliviano para tomar la mejor decisión para el país.

El actual mandatario, que el 28 de septiembre cumplirá 62 años, tiene previsto participar por última vez como Jefe de Estado en el próximo periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, antes de entregar el poder en noviembre

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Related Posts