En una fecha de particular relevancia nacional, el presidente Luis Arce reflexionó sobre el legado de su administración y los principios fundamentales que guiaron su gestión. Subrayó que la herencia más significativa de su gobierno es el inicio de la industrialización, un camino que considera irreversible hacia la consolidación de la independencia económica del país.
El mandatario explicó que su gestión sentó las bases para una economía de base amplia y diversificada, implementando un plan de industrialización diseñado para lograr un avance cualitativo en el desarrollo nacional con plena soberanía económica. Reconoció la existencia de desafíos coyunturales, como la escasez de combustibles, la presión sobre las divisas y la especulación en los precios de algunos productos, pero enfatizó que estas dificultades no son indicativos de debilidad estructural.
Asimismo, el jefe de Estado destacó que, a pesar de diversas adversidades, su gobierno logró mantener políticas sociales cruciales. Mencionó la continuidad de la subvención a los carburantes, la gratuidad de los servicios de salud y la entrega de bonos sociales. Afirmó que la protección del pueblo fue una prioridad constante, asegurando que, incluso frente a presuntos actos de sabotaje, se mantuvieron los subsidios a los hidrocarburos y no se suspendieron los programas de salud gratuita ni los bonos, los cuales contribuyen a una distribución más equitativa del ingreso.
Enfáticamente, el presidente declaró que la nación nunca fue vendida ni se doblegó ante ninguna potencia extranjera. Por el contrario, se defendió el patrimonio y los recursos naturales del país, sometiéndolos a procesos de industrialización. Añadió que nadie podría acusar a su gobierno de haber entregado las riquezas nacionales a quienes aspiran a controlar el litio en el siglo XXI.
Arce manifestó su convicción de que el cambio estructural en curso es imparable y que sus beneficios se multiplicarán en un futuro cercano. Concluyó su intervención invitando a la ciudadanía a mirar el porvenir de Bolivia con esperanza, vislumbrando un futuro marcado por la industrialización, los avances tecnológicos y el protagonismo de las nuevas generaciones. Reafirmó que, a pesar de las dificultades, Bolivia no se rinde, e instó a la unidad, el compromiso y el coraje para salvaguardar las conquistas sociales alcanzadas