La serranía de Sama, en Tarija, ha sufrido una devastación ambiental de proporciones significativas, con un informe final que duplica las estimaciones iniciales de hectáreas afectadas. Mientras que las primeras valoraciones hablaban de unas 6.000 hectáreas, un análisis detallado ha confirmado que la superficie consumida por el fuego asciende a 11.250 hectáreas. De esta cifra, 8.400 hectáreas corresponden al área protegida de la Reserva de Sama, y el resto a zonas de amortiguamiento y comunidades adyacentes.

El siniestro, que se inició el 31 de julio al mediodía, mantuvo en vilo a la región durante cinco días de intensa actividad, requiriendo un par de jornadas adicionales para su completa mitigación. El balance es desolador: más de una decena de comunidades resultaron impactadas y, lamentablemente, se registró una víctima fatal.

Las investigaciones han identificado cuatro focos de incendio distintos que se manifestaron a lo largo de los ocho días de combate contra las llamas. Estos puntos de origen se localizaron en Rincón de La Vitoria, Pinos Norte, San Pedro de Sola y Monte Espeso, este último situado más al interior de San Pedro de Sola. La principal hipótesis sobre el origen de estos eventos apunta a la intervención humana, específicamente a la práctica de chaqueos por parte de algunos habitantes locales. Sin embargo, en el caso de Pinos Norte, se investiga también la posibilidad de un mal funcionamiento en un transformador eléctrico. En San Pedro de Sola, habitantes de la zona han señalado la presencia de dos individuos que presuntamente iniciaron el fuego y huyeron del lugar.

Actualmente, se han identificado a dos personas como presuntos responsables directos de los incendios en Rincón de La Vitoria y San Pedro de Sola. Las autoridades judiciales han iniciado acciones legales, y la entidad encargada de las áreas protegidas se ha adherido a estas denuncias, aportando las pruebas recabadas.

Las pérdidas ecológicas son considerables. Extensas zonas de pastoreo han sido calcinadas, afectando directamente el hábitat de especies silvestres como venados, vicuñas y el gato andino. Además de la tragedia humana, con la pérdida de una vida, las comunidades de Rincón de La Vitoria, Lazareto, Guerrahuayco, Pinos Norte, Pinos Sud, San Pedro de Sola, Monte Espeso, Bella Vista y Calderilla Chica, entre otras, enfrentan graves consecuencias.

La situación ha generado una profunda inquietud entre los productores agrícolas. Existe una preocupación palpable por la temporada de agosto, tradicionalmente propicia para los chaqueos, lo que incrementa el riesgo de nuevos incendios. Se están coordinando esfuerzos con las unidades de gestión de riesgos municipales para brindar apoyo y se busca concienciar a los agricultores sobre los peligros de las quemas no controladas. La comunidad campesina también ha manifestado su frustración ante la falta de castigo en incidentes previos, exigiendo que los responsables de esta catástrofe sean debidamente sancionados.

La afectación a las pasturas y cultivos de maíz ha dejado a cientos de cabezas de ganado en riesgo de inanición. Las comunidades de Lazareto, Pinos Norte y Pinos Sud han solicitado ayuda urgente con forraje para sus animales.

En respuesta a la emergencia y con miras a futuras contingencias, diversas instituciones, incluyendo Defensa Civil, la Gobernación, los gobiernos municipales y las unidades de bomberos, están trabajando en conjunto. El objetivo es establecer protocolos de acción claros y capacitar al personal para una respuesta coordinada y eficaz ante siniestros de esta magnitud, una necesidad que se hizo evidente dada la actuación inicial fragmentada durante el reciente incendio en Sama

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