El mercado cambiario boliviano experimentó un comportamiento inesperado tras la reciente jornada electoral. Contrario a las previsiones de una mayor inestabilidad que rodeaban el ambiente preelectoral, la cotización de la divisa digital, particularmente el USDT, mostró una tendencia de contención y posterior estabilización.

Un día antes de la votación, la divisa digital había concluido la jornada en 13,63 bolivianos. Durante el día de las elecciones, su valor alcanzó un máximo de 14,50 bolivianos, pero al cierre de la jornada, con la difusión de los resultados preliminares, retrocedió para finalizar en 13,70 bolivianos. En el inicio de la semana posterior a los comicios, la cotización incluso registró un leve descenso, situándose en 13,47 bolivianos.

Lo que inicialmente se percibía como una jornada de alta volatilidad se transformó en un factor de relativa calma. Se anticipaba una mayor inestabilidad el día de las elecciones; sin embargo, la confirmación de que dos líderes de la oposición avanzarían a la segunda vuelta generó una percepción de mayor certidumbre. Esta situación contribuyó a contener la demanda de divisas, permitiendo que el precio se mantuviera sin sobresaltos significativos.

Este comportamiento del mercado se interpreta como una señal de confianza para los agentes económicos, tanto a nivel nacional como internacional, quienes observan con cierto optimismo la posibilidad de un cambio en el modelo de gestión económica. Las proyecciones indican que, de aquí a la segunda vuelta, programada para octubre, no se esperan movimientos bruscos en el tipo de cambio, anticipando un escenario de mayor certidumbre y estabilidad para los próximos dos meses.

No obstante, esta estabilidad coyuntural no aborda las debilidades estructurales inherentes a la economía boliviana. El verdadero punto de inflexión se sitúa en el 19 de octubre, cuando se defina la identidad del próximo presidente. A partir de ese momento, se espera el inicio de una etapa de estabilización, siempre y cuando esta sea complementada con medidas estructurales profundas.

Entre las medidas cruciales se destacan una posible devaluación, el reajuste en la subvención de carburantes y, fundamentalmente, una reducción significativa del gasto público. Resulta imperativo reducir el déficit fiscal a un 5% para asegurar la sostenibilidad económica a largo plazo, ya que sin estas correcciones, la certidumbre que hoy se percibe podría desvanecerse.

En cuanto al desempeño económico en el periodo de transición gubernamental, la probabilidad es que la situación se deteriore. La mejora económica requiere la implementación de medidas estructurales y un robusto componente de liquidez, recursos que la actual administración no podrá obtener en este lapso transitorio

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Related Posts