El Santos experimentó una jornada futbolística desastrosa al caer por un contundente 0-6 ante el Vasco da Gama en el Campeonato Brasileño, un resultado que ha generado una profunda conmoción. Para el delantero Neymar, figura destacada del fútbol brasileño, esta derrota representa un hito negativo sin precedentes en su carrera profesional.
La frustración del jugador fue palpable. Visiblemente afectado, abandonó el terreno de juego con el rostro cubierto, incapaz de ocultar su desolación. La imagen de Fernando Diniz, técnico del Vasco da Gama y exseleccionador nacional, brindándole un abrazo de consuelo al finalizar el encuentro, resumió la magnitud de la humillación. El propio Neymar manifestó su profunda decepción con el desempeño del equipo, describiendo la situación como una vergüenza que nunca antes había experimentado en su trayectoria. Cabe destacar que el atacante, quien busca un retorno a la selección brasileña, jamás había perdido un partido por una diferencia de seis goles.
En el estadio Morumbis, los 53.000 espectadores que acudieron con la expectativa de presenciar una actuación estelar de Neymar, terminaron por expresar su descontento con el equipo. La respuesta de la directiva del Santos no se hizo esperar: pocos minutos después del pitido final, se anunció la rescisión del contrato del técnico Cleber Xavier.
Este 0-6 no solo es la mayor goleada que el Vasco le ha infligido al Santos en 98 años de historia entre ambos clubes, sino que también constituye la peor paliza sufrida por el equipo de Pelé como anfitrión en partidos del Campeonato Brasileño. Históricamente, el Santos nunca había perdido un encuentro de liga en casa por más de cuatro goles.
La derrota ha dejado al Santos en una posición precaria en la clasificación, ocupando el decimoquinto puesto con 21 puntos y un partido más disputado que algunos de sus rivales. Esta situación lo coloca peligrosamente cerca de la zona de descenso, que castiga a los cuatro últimos equipos con la pérdida de categoría