Una aeronave con matrícula boliviana, presuntamente utilizada para el tráfico de estupefacientes, se precipitó a tierra en la localidad de Megantoni, ubicada en la provincia de La Convención, dentro de la estratégica zona del Vraem. El incidente ocurrió mientras su piloto intentaba eludir un operativo conjunto llevado a cabo por el Comando Especial y la Policía Nacional del Perú.

La pérdida de control de la aeronave se produjo cuando el piloto intentó adentrarse en la densa vegetación montañosa, lo que precipitó el impacto. Tras el accidente, el individuo logró escapar internándose en una zona boscosa y, hasta el momento, permanece en calidad de fugitivo.

En el lugar del impacto, las fuerzas del orden procedieron a la incautación de la aeronave y de diversos elementos vinculados a actividades de narcotráfico. Entre los objetos recuperados se encontraron bidones de combustible tipo turbo jet, una compactadora, un winche manual y un documento de identidad personal.

Todo el material incautado ha sido puesto a disposición del Ministerio Público para su análisis y las diligencias correspondientes. La aeronave siniestrada fue trasladada en helicóptero hasta el Fuerte Pichari, en Cusco, donde se desarrollan las investigaciones pertinentes para determinar su procedencia exacta y su destino final.

Este suceso subraya la existencia de una ruta de narcotráfico bien establecida. Se presume que la aeronave formaba parte de una cadena logística dedicada al transporte de sustancias ilícitas desde el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) hacia Bolivia, para luego extenderse hacia Brasil y, finalmente, alcanzar mercados en Norteamérica, Europa y Asia.

La lucha contra estas redes criminales enfrenta desafíos considerables. A pesar de la constante destrucción de pistas de aterrizaje clandestinas en la selva peruana, estas infraestructuras son rápidamente rehabilitadas por las organizaciones criminales. La inmensa rentabilidad de este negocio es un factor clave, ya que un piloto puede percibir entre 10.000 y 50.000 dólares por vuelo, dependiendo de la carga de droga transportada.

La matrícula boliviana de la aeronave siniestrada ha impulsado nuevas líneas de investigación, sin descartar posibles conexiones con cárteles bolivianos y redes transnacionales activas en la región amazónica

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