La provisión de medicamentos oncológicos en Tarija atraviesa un momento crítico, revelando deficiencias significativas en el acceso a tratamientos vitales. Esta situación se manifiesta en dos frentes principales: la prolongada escasez de fármacos y la rigidez administrativa que afecta a los pacientes asegurados, y los desafíos para el sistema público en su esfuerzo por mantener el suministro, condicionado por la inestabilidad económica.
Los pacientes afiliados a la Caja Nacional de Salud (CNS) enfrentan una problemática especialmente severa. Desde hace varios meses, la continuidad de sus tratamientos se ve comprometida por la ausencia de los medicamentos necesarios. La dificultad se agrava al tener que adquirir los fármacos por cuenta propia, ya que el proceso de reembolso se describe como burocrático y extremadamente lento. Para acceder a la devolución de gastos, es indispensable presentar facturas. No obstante, si el monto supera los 2.000 bolivianos, el expediente debe ser remitido a instancias nacionales, lo que prolonga la espera por varios meses. Se han documentado situaciones donde la devolución de gastos por estudios realizados a principios de año en otras ciudades aún no se ha concretado. Los costos asociados son considerables, con medicamentos que oscilan entre los 800 y 1.000 bolivianos en su versión más económica, y otros que superan los 30.000 bolivianos, cifras inasumibles para la mayoría de las familias. Esta interrupción en las quimioterapias, que deben administrarse cada 21 días según el protocolo médico, genera una profunda angustia y tiene un impacto directo en la salud de los afectados.
Paralelamente, el sistema público de salud también experimenta las repercusiones de esta carencia, aunque ha implementado medidas recientes para mitigarla. El Programa de Cáncer del Servicio Departamental de Salud (Sedes) ha recibido un lote de medicamentos de alto costo, adquiridos con fondos de la Gobernación. Estos insumos están destinados a aproximadamente una decena de pacientes atendidos en el Hospital Regional San Juan de Dios que no están cubiertos por el Sistema Único de Salud (SUS). Cada unidad de estos fármacos tiene un valor aproximado de 4.000 bolivianos, y cada paciente requiere entre cinco y ocho frascos mensualmente. Se ha enfatizado la necesidad de asegurar compras oportunas para evitar que la escasez a nivel nacional se replique en el ámbito local. La administración departamental ha reconocido que la falta de divisas ha ralentizado los procesos de licitación, pero ha reafirmado su compromiso de garantizar los tratamientos oncológicos.
La actual coyuntura en el acceso a medicamentos para el tratamiento del cáncer pone de manifiesto las vulnerabilidades estructurales del sistema de salud. Mientras los asegurados de la CNS luchan contra la ineficiencia administrativa y la desatención, el sistema público se esfuerza con recursos limitados y procedimientos que no siempre logran satisfacer la demanda creciente