Carlo Ancelotti se prepara para un desafío particular en Bolivia, un escenario que no le resulta completamente ajeno en cuanto a las exigencias de la altitud. El estratega de la selección brasileña ha acumulado experiencias previas en entornos elevados, donde ha percibido que las condiciones le han presentado desafíos físicos.

Su primer contacto significativo con estas condiciones se remonta al Mundial de México 1986, cuando formaba parte del plantel de la selección italiana. Aunque no participó activamente en los encuentros disputados en Ciudad de México, fue testigo directo de las complejidades que implican los más de 2.200 metros sobre el nivel del mar. Durante ese torneo, Italia obtuvo empates de 1-1 frente a Argentina y Bulgaria, y una victoria de 3-2 contra Corea del Sur en la capital mexicana. Además de Ciudad de México (2.240 msnm), su paso por esa Copa del Mundo incluyó estancias en Puebla (2.175 msnm), donde los efectos de la altura también son considerables.

Posteriormente, en 1993, Ancelotti viajó a Ecuador para seguir la Copa América. Esta visita le permitió un nuevo acercamiento a ciudades ubicadas a gran altitud, lo que consolidó su convicción sobre la necesidad de una preparación específica para competir bajo tales circunstancias.

El próximo martes, Ancelotti enfrentará una situación inédita en su carrera como director técnico: dirigir un partido en territorio boliviano. La cita será en El Alto, una localidad situada a más de 4.100 metros sobre el nivel del mar, donde Brasil se medirá con la selección local en el marco de la última jornada de las Eliminatorias Sudamericanas, a partir de las 19:30

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