La Real Academia de Ciencias de Suecia ha distinguido a los científicos Susumu Kitagawa, de Japón, Richard Robson, del Reino Unido, y Omar Yaghi, de origen jordano-estadounidense, con el prestigioso reconocimiento en el campo de la química. El galardón honra su trabajo pionero en el desarrollo de una innovadora arquitectura molecular conocida como estructuras metalorgánicas, o MOF por sus siglas en inglés.
Esta revolucionaria clase de materiales abre un abanico de posibilidades prácticas. Entre sus aplicaciones más prometedoras se encuentran la capacidad de extraer agua del aire en ambientes desérticos, la captura eficiente de dióxido de carbono, el almacenamiento seguro de gases tóxicos y la catalización de diversas reacciones químicas. Los investigadores han logrado crear sustancias completamente nuevas, caracterizadas por vastas cavidades internas que, según se ha descrito, funcionan como habitaciones en un hotel molecular, permitiendo la entrada y salida controlada de otras moléculas.
En la concepción de estas estructuras, los iones metálicos sirven como puntos de anclaje, unidos por largas cadenas de moléculas orgánicas basadas en carbono. Esta disposición forma cristales que poseen espacios huecos en su interior. La versatilidad de los componentes de estos marcos organometálicos permite su modificación para almacenar una diversidad de sustancias, conducir electricidad o incluso impulsar procesos químicos.
La génesis de estas estructuras se remonta a 1989, cuando Richard Robson, profesor emérito de la Universidad de Melbourne, con 88 años, exploraba nuevas vías para aprovechar las propiedades intrínsecas de los átomos. Su investigación inicial dio como resultado una estructura basada en iones de cobre y moléculas orgánicas que, al combinarse, formaban un cristal con cavidades potencialmente útiles. No obstante, este andamiaje microscópico presentaba una fragilidad que limitaba su aplicación.
La consolidación y robustez de estas estructuras se lograron entre 1992 y 2003, gracias a las investigaciones paralelas de Kitagawa y Yaghi. Susumu Kitagawa, de 74 años y actualmente profesor en la Universidad de Kioto, demostró que los gases podían transitar a través de estos materiales y predijo la posibilidad de construir estructuras flexibles con propiedades novedosas. Por su parte, Omar Yaghi, de 60 años, nacido en Jordania y formado en Estados Unidos, donde ejerce como profesor de química en la Universidad de California en Berkeley, desarrolló estructuras organometálicas de gran estabilidad y estableció los principios para su diseño racional, permitiendo la personalización de sus propiedades. En 2018, Yaghi fue reconocido con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en ciencias básicas por su contribución fundamental a la creación de estos materiales.
Los descubrimientos de estos tres científicos han impulsado el desarrollo de decenas de miles de estructuras organometálicas con propiedades adaptadas a necesidades específicas. Algunas de estas tienen el potencial de ofrecer soluciones cruciales, como la eliminación de compuestos químicos perjudiciales del agua, incluidos los PFAs vinculados al cáncer, o la descomposición de residuos farmacéuticos presentes en el medioambiente.
Desde 1901, el Nobel de Química ha sido otorgado a 197 científicos. La representación femenina en este campo asciende a ocho mujeres, lo que constituye un 4% del total. La última mujer en recibirlo fue la estadounidense Carolyn Bertozzi en 2022, quien compartió el premio con Morten Meldal y Barry Sharpless por sus aportaciones a la química clic y la química bioortogonal, esenciales para el diagnóstico y el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer.
En la edición de 2022, la mitad del galardón fue para el científico estadounidense David Baker por su innovador diseño de proteínas asistido por computadoras. La otra mitad se concedió al británico Demis Hassabis y al estadounidense John Jumper por su avance en la predicción de la estructura de las proteínas mediante inteligencia artificial. El trabajo de estos investigadores ha sido fundamental para la creación de moléculas de interés médico que no existen en la naturaleza y para agilizar la identificación y comprensión de proteínas relevantes entre millones de posibilidades.
El año 2023 reconoció al francés Moungi Bawendi, al estadounidense Louis Brus y al ruso Alexei Ekimov por el descubrimiento y la síntesis de los puntos cuánticos. Estos materiales, tan diminutos que en ellos se manifiestan las asombrosas leyes de la mecánica cuántica, son nanocristales de apenas unas millonésimas de milímetro que presentan propiedades útiles en una multitud de aplicaciones tecnológicas y médicas, incluyendo el diagnóstico y el tratamiento experimental del cáncer.
Cada premio Nobel conlleva una dotación económica total de 11 millones de coronas suecas, lo que equivale aproximadamente a un millón de euros, distribuidos entre los laureados según la determinación del jurado.
La naturaleza confidencial de las deliberaciones del comité hace que la anticipación de los ganadores del Nobel sea una tarea compleja. Sin embargo, diversos análisis de la comunidad científica suelen señalar a investigadores cuyas contribuciones son altamente citadas. En este contexto, se mencionaron figuras como Clifford Brangwynne, Anthony Hyman y Michael Rosen por sus estudios sobre el papel de los condensados biomoleculares en la organización celular, o Jean-Marie Tarascon por sus avances en nuevos métodos de almacenamiento y conversión de energía. Otro candidato destacado fue Tao Zhang, por su trabajo en el desarrollo de la catálisis de un solo átomo. Asimismo, se consideró a Joel Habener, Svetlana Mojsov y Jens Juul Holst, pioneros en el desarrollo de fármacos para la diabetes y la obesidad basados en el hallazgo de la hormona intestinal péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), aunque la restricción de un máximo de tres laureados por premio siempre añade un elemento de complejidad a estas predicciones