En un plazo estimado de 15 días, el mercado nacional podría comenzar a recibir combustibles importados a precios internacionales, sin subsidios, según lo indicado por el diputado José Luis Porcel. Este anuncio surge tras la reciente resolución del gobierno que establece un nuevo precio de 1.10 dólares por litro para el diésel importado, lo que equivale a más de 8 bolivianos.
Porcel, representante de la oposición, criticó esta medida, señalándola como un reflejo del fracaso del modelo económico del Movimiento al Socialismo (MAS). Describió la situación como un gasolinazo, donde el incremento del precio del diésel, que pasará de 3.74 a 8.50 bolivianos, tendrá repercusiones significativas en el transporte público y en el costo de vida de los ciudadanos. Afirmó que este aumento podría llevar a una inflación considerable, advirtiendo que el gobierno podría intentar desviar la responsabilidad hacia el sector privado.
El diputado también destacó el papel de los importadores de combustibles, quienes, según él, están contribuyendo a la continuidad de la producción agrícola y la seguridad alimentaria del país. Se prevé que la gasolina importada tenga un costo similar al del diésel, fijándose también en 1.10 dólares por litro.
Respecto al inicio de la vigencia de estos nuevos precios, Porcel mencionó que comenzarán a aplicarse una vez que se realicen las importaciones, que podrían tardar entre 10 y 15 días tras la emisión de la resolución gubernamental.
Además, el legislador expresó su preocupación por la posible eliminación de subsidios a otros productos básicos, como el arroz, lo que podría agravar la situación económica de la población. Según él, la decisión de internacionalizar los precios de los combustibles es una clara evidencia del fracaso de la política económica actual, que anteriormente se sustentaba en la exportación de gas.
Porcel sugirió que aún hay oportunidades para ajustar la economía y evitar la completa internacionalización de los precios. Propuso que el gobierno debería considerar medidas como la reducción de gastos y el fomento de exportaciones para generar ingresos adicionales y, de este modo, mantener algún nivel de subsidios que alivien el impacto inflacionario en la población, especialmente en un contexto donde la pobreza podría alcanzar niveles alarmantes en las próximas festividades navideñas