Las autoridades del Gobierno Municipal de Tarija están llevando a cabo las últimas verificaciones técnicas del puente 4 de Julio, una de las obras más debatidas y criticadas durante la gestión del alcalde Johnny Torres Terzo. Este proyecto, que comenzó en julio de 2018, ha enfrentado numerosos contratiempos, incluyendo la rescisión del contrato con la empresa Convisa en agosto de 2022. Posteriormente, la Asociación Accidental San Roque asumió la tarea de finalizar la construcción, que había permanecido paralizada durante varios meses.
El alcalde Torres Terzo expresó que había dos opciones: dejar el puente como un símbolo de fracaso o asumir la responsabilidad de completarlo. Finalmente, se optó por la segunda alternativa. El 22 de noviembre, se realizó la recepción provisional del puente, seguida de una prueba de luces, mientras que para el martes está programada una prueba de carga.
Con una longitud de 140 metros, el puente conecta los Distritos 1 y 12 de la ciudad y cuenta con dos carriles de ingreso y salida, cada uno de 7,5 metros de ancho, además de dos carriles peatonales de tres metros. La estructura está reforzada por 76 tensores que soportan hasta 320 toneladas cada uno, y su peso total asciende a 5.800 toneladas.
El costo inicial del proyecto con Convisa se estimó en 73.281.339,02 bolivianos, pero con las modificaciones realizadas, el gasto final para el municipio fue de 72.468.581,71 bolivianos, lo que representa una reducción de más de un millón de bolivianos en comparación con el presupuesto original.
Un aspecto destacado del puente es su iluminación, que no estaba contemplada en el proyecto inicial. Tras rescindir el contrato con la empresa anterior y cobrar las garantías, se llevó a cabo una nueva licitación que permitió incluir este componente. El sistema de iluminación cuenta con alrededor de 200 tonalidades que cambian automáticamente, gracias a sensores de movimiento que ajustan la intensidad según la hora del día. Se instalaron 952 luminarias tipo Wall Washer, programables e interactivas mediante fibra óptica, que resaltarán la arquitectura del puente en fechas especiales.
Además, el puente está equipado con un sistema de protección contra rayos con un rango de acción de 300 metros. Torres Terzo también comentó que, aunque no estuvo de acuerdo con la ubicación del puente, se comprometió a concluir la obra para evitar que se convirtiera en un monumento al abandono, como ha sucedido con otros proyectos en la ciudad, como la Villa Olímpica. A medida que se acercan las pruebas finales, la comunidad espera que esta infraestructura mejore la conectividad y el tráfico en la capital chapaca