Verónica Velásquez, inmigrante indocumentada de Filipinas y residente en Los Ángeles, expresa que portar una tarjeta roja en su cartera le brinda una sensación de seguridad. Este documento, conocido como tarjeta de derechos o know-your-rights card, contiene información esencial sobre los derechos constitucionales de los inmigrantes y los pasos a seguir en caso de ser abordados por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
Diseñada por el Immigrant Legal Resource Center (ILRC) y disponible en 19 idiomas, esta tarjeta ha estado en circulación durante casi dos décadas. Su uso ha aumentado notablemente desde el inicio de la presidencia de Donald Trump, quien prometió llevar a cabo una de las mayores deportaciones en la historia del país.
La tarjeta roja destaca derechos fundamentales, como el derecho a permanecer en silencio, conforme a la Quinta Enmienda, y la prohibición de permitir la entrada a agentes sin una orden judicial, tal como estipula la Cuarta Enmienda. A través de un diseño llamativo que recuerda las tarjetas rojas de los árbitros de fútbol, la tarjeta sirve como un recordatorio tangible de los derechos que asisten a quienes no tienen un estatus migratorio regular.
La ILRC distribuye estas tarjetas a diversas organizaciones, que a su vez las entregan en escuelas, clínicas y otros lugares comunitarios. Además, se puede descargar el diseño desde su sitio web, permitiendo que cualquier persona pueda imprimir y distribuirlas. Desde las elecciones de noviembre, la demanda ha crecido exponencialmente, alcanzando solicitudes por más de nueve millones de tarjetas, un número que supera la suma de los últimos 17 años.
La tarjeta se ofrece en varios idiomas, reflejando la diversidad de la población inmigrante en Estados Unidos. Según datos recientes, hay alrededor de 11 millones de personas indocumentadas en el país, con una significativa representación de México, Centroamérica, Venezuela y otras regiones.
Para muchos inmigrantes, conocer y hacer valer los derechos que se enumeran en la tarjeta puede ser crucial para evitar la deportación. Activistas de organizaciones como TODEC han repartido cientos de miles de estas tarjetas en comunidades vulnerables, enfatizando su importancia como herramienta de defensa.
La tarjeta no solo proporciona información, sino que también ayuda a los portadores a sentirse más seguros al salir de casa. Dalia Zetina, del Dream Project Center, subraya que tener la tarjeta a mano puede facilitar la comunicación en momentos de tensión con las autoridades migratorias.
Iniciativas similares han surgido en diferentes partes del país, donde voluntarios y activistas están llevando a cabo talleres y distribuyendo la tarjeta en comunidades en riesgo. En Carolina del Norte, María Fernanda García Castillo fundó Project Red Cards para ayudar a quienes se sienten inseguros debido a su estatus migratorio. En Maryland, Marlon A. Cruz organizó un taller para imprimir y distribuir las tarjetas en su comunidad.
A pesar de los esfuerzos de activistas y organizaciones, la administración Trump ha criticado estas iniciativas, argumentando que fomentan la resistencia a las autoridades migratorias. Sin embargo, los datos indican que una gran proporción de los detenidos no tiene antecedentes penales, lo que ha incrementado el miedo entre los inmigrantes indocumentados.
En este clima de incertidumbre, herramientas como la tarjeta roja se vuelven esenciales, ofreciendo no solo información, sino también un sentido de empoderamiento y seguridad para aquellos que enfrentan el riesgo de deportación