En el panorama político tarijeño se observa una notable fractura interna dentro de la agrupación históricamente identificada con el color azul. A pesar de las tensiones y divergencias manifiestas, los actores involucrados han evitado una confrontación irreversible, manteniendo abierta la posibilidad de reconfiguraciones y realineamientos futuros. No obstante, un número significativo de figuras que otrora gozaron de protagonismo en esta formación política han pasado a un segundo plano, disminuyendo su visibilidad pública.

La confrontación en el seno del bloque popular ha alcanzado un punto crítico. Recientemente, se llevaron a cabo dos congresos simultáneos por facciones opuestas, ambos con participación de representantes de la región tarijeña.

En la ciudad de El Alto, se congregó el sector que impulsa una renovación de liderazgos y que cuestiona el liderazgo de Evo Morales. Si bien se asume una mayor afinidad de este grupo con la figura de Luis Arce, esta cuestión no constituye el eje central de sus deliberaciones. Este bloque conserva la denominación partidaria original, en virtud de una resolución del Tribunal Constitucional.

Paralelamente, en la región del Trópico, se reunió el sector autodenominado como el “MAS auténtico”, que reafirma su lealtad incondicional a Evo Morales. Este grupo ha obtenido el registro de la sigla Frente Para la Victoria para participar en futuros procesos electorales, aunque continúa reivindicando su identidad política primigenia.

En lo que respecta a la influencia del gobierno actual, inicialmente, el gabinete de Luis Arce no incluyó a ningún ministro proveniente de Tarija con trayectoria política previa en la región. La designación inicial fue la de Gabriela Mendoza, oriunda del Chaco pero con una carrera desarrollada en La Paz, cercana al entorno de Arce, y sin vínculos orgánicos en Tarija. Sin embargo, esta situación ha experimentado una transformación, y en la actualidad, tres figuras tarijeñas ocupan ministerios de relevancia en la estructura gubernamental.

Álvaro Ruíz fue el primero en incorporarse al gabinete, asumiendo el Ministerio de Medio Ambiente tras su paso por la Vicepresidencia. Ruíz cuenta con una trayectoria política más arraigada en Tarija, habiendo sido candidato a la Gobernación y coordinador de la oposición a la gestión de Adrián Oliva. Su influencia se extiende a diversos ámbitos, incluyendo el universitario, municipal y, en menor medida, a organizaciones sociales clave.

Alejandro Gallardo asumió el Ministerio de Hidrocarburos, cartera que previamente había estado en manos de funcionarios no tarijeños. Gallardo se ha enfocado principalmente en la gestión del suministro de combustibles y mantiene vínculos con sectores empresariales tarijeños que en el pasado tuvieron acercamientos con Evo Morales.

Un nombramiento estratégico clave fue el de Celinda Sosa como Ministra de Relaciones Exteriores. Sosa, con una trayectoria destacada en el ámbito social y en la organización Bartolina Sisa, fue ministra durante el gobierno de Evo Morales y delegada presidencial para Tarija en momentos de alta tensión política. Su designación generó un realineamiento en la organización de mujeres Bartolina Sisa en Tarija, incorporando a Julia Ramos, otra figura emblemática que, tras un periodo de distanciamiento con Morales, se ha posicionado claramente en el sector crítico. Ramos actualmente ocupa la vicepresidencia del partido y ha promovido activamente su revitalización democrática.

Otras figuras cercanas al gobierno actual incluyen a Karina Serrudo, jefa de la Aduana Nacional, y familias como los Medina y Aldana, que han ocupado cargos estratégicos tanto en la administración actual como en la anterior. Patricia Hermosa, ex jefa de gabinete y directora del Segip, también se ha mantenido cercana a Arce.

El respaldo a Arce se extiende a autoridades del Chaco y algunos alcaldes, motivados por la necesidad de viabilizar sus gestiones. Sin embargo, su influencia es limitada en la Asamblea Departamental, donde figuras como José Yucra y Eider Quiroga se han alineado con el sector de Evo Morales.

En cuanto a las bases de apoyo de Evo Morales, además de Yucra y Quiroga, cuenta con el respaldo de parlamentarios como la senadora Gladys Alarcón y alcaldes del Chaco.

Carlos Acosta, presidente de la departamental del partido, aunque su legitimidad es cuestionada por la nueva directiva, se ha convertido en un ferviente defensor de Morales, tras un inicio más cercano al actual gobierno. Pilar Lizárraga se destaca como una figura leal a Morales desde el inicio de la controversia.

En este contexto de confrontación, algunas figuras han optado por mantener un perfil bajo. Algunos argumentan que esta postura responde a un compromiso con la estabilidad del proceso político, mientras que otros esperan el desarrollo de los acontecimientos para definir su posición.

Walter Ferrufino y Marcelo David Poma, quienes colaboraron con Evo Morales y posteriormente se integraron a equipos cercanos a Arce, fueron designados delegados presidenciales en momentos críticos, pero posteriormente se alejaron del primer plano político.

La relación de Morales con sectores universitarios tarijeños, que en el pasado se manifestó en el apoyo de figuras como Marcelo Hoyos, Carlos Cabrera y el actual rector Eduardo Cortez, actualmente se caracteriza por una postura neutral frente a la crisis interna del partido.

Entre las figuras que han disminuido su visibilidad pública se encuentra el empresario Milcíades Peñaloza, quien fue senador por Tarija y tuvo un rol destacado en la estructura partidaria regional, pero se mantuvo al margen tras la crisis de 2019. Jorge Blacud, otro empresario que inicialmente apoyó al partido, también se encuentra alejado de la escena política.

Luis Alfaro, figura histórica del partido en Tarija, aunque crítico de la gestión de Morales desde 2014, volvió a apoyar a la agrupación en las elecciones a la Gobernación de 2020, manteniendo una postura independiente en el actual escenario de polarización interna

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