En un giro inusual para la conmemoración anual en Tarija, las acostumbradas exhibiciones de proyectos y anuncios de inversión por parte de las diversas entidades gubernamentales dieron paso a un enfoque marcadamente diferente. Este año, la celebración se caracterizó por una agenda más austera y simbólica, donde el protagonismo recayó de manera notoria en la administración central del Estado.
Tradicionalmente, los aniversarios departamentales en Tarija eran escenarios de una competencia visible entre el Gobierno nacional, la Gobernación y los municipios, cada uno buscando destacar a través de la presentación de obras públicas, promesas de financiamiento y declaraciones impactantes. Sin embargo, la coyuntura actual impuso un cambio de paradigma. La situación económica nacional, que persiste desde hace varios periodos, limitó significativamente esta dinámica, priorizando actos protocolares y una agenda donde la presencia y las iniciativas del gobierno central se hicieron más evidentes.
En este contexto, el presidente del país lideró los actos conmemorativos en Tarija, presentando un conjunto de cinco proyectos completados durante la jornada. Entre estos, sobresalió la inauguración de la renovada infraestructura del mercado El Dorado, una obra que requirió una inversión estatal de 21 millones de bolivianos. Adicionalmente, se entregaron un sistema de riego para beneficio agrícola, obras de contención en un establecimiento educativo, defensivos para resguardar predios de la universidad local y un conjunto de 84 viviendas de interés social. En total, la inversión estatal en estas iniciativas superó los 32 millones de bolivianos.
El mandatario, durante la entrega del mercado El Dorado, destacó el esfuerzo gubernamental por concretar obras incluso en un contexto económico complejo, mensaje que fue recibido con aprobación por los asistentes. La finalización de este mercado revistió un significado particular, ya que se trataba de un compromiso asumido durante la campaña electoral de 2020, cuando el entonces candidato presidencial se comprometió con las vendedoras del sector a mejorar sus condiciones de trabajo.
La presencia del vicepresidente en Tarija añadió un componente político a la jornada. En su intervención, hizo un llamado a la unidad de las organizaciones sociales y a la prudencia en el marco del próximo proceso electoral. Su discurso se centró en la defensa de los logros alcanzados y en alertar sobre posibles maniobras de la oposición para generar divisiones internas. El vicepresidente denunció estrategias opositoras destinadas a influir en dirigentes de organizaciones sociales afines al partido de gobierno, sugiriendo intentos de desestabilización a través de incentivos económicos.
En contraste con el despliegue del gobierno central, las administraciones subnacionales mantuvieron un perfil bajo. La Gobernación de Tarija limitó su participación a la organización de los actos protocolares y conmemorativos, sin anunciar nuevas obras ni inversiones. El gobernador, en su discurso, instó a la ciudadanía a encontrar oportunidades en la crisis, destacando la importancia de la fe y la unidad regional. Reconoció los proyectos impulsados por el gobierno nacional en el departamento, enfatizando la relevancia de la planta de tratamiento de aguas residuales para la ciudad de Tarija, una obra financiada íntegramente por el nivel central y considerada crucial por su impacto ambiental y productivo.
Los municipios tampoco presentaron iniciativas propias en el marco de la efeméride. Ni el alcalde de la capital tarijeña ni los alcaldes de otras localidades anunciaron proyectos relevantes, quedando relegados a un papel secundario en la agenda conmemorativa, centrada en la actividad presidencial.
La diferencia con años anteriores fue palpable. En el pasado, las fechas conmemorativas eran aprovechadas para exhibir gestión, inaugurar proyectos y fortalecer la imagen institucional de los diferentes niveles de gobierno. Tarija se convertía en un escenario donde el gobierno nacional y las entidades subnacionales competían por visibilidad y reconocimiento a través de la presentación de resultados concretos. Este año, esa dinámica se vio reemplazada por un ambiente de mayor sobriedad, donde los discursos apelaron a la unidad y al esfuerzo colectivo, en un contexto marcado por la incertidumbre económica.
En relación al tema del abastecimiento de combustibles, el presidente aseguró que para el año 2026 se prevé que Bolivia produzca el 80% del diésel que consume internamente. Argumentó que, gracias a proyectos de exploración en nuevas áreas y al impulso de la producción de biodiésel, se logrará una solución estructural al problema de la importación de combustibles, situación que atribuyó a la falta de previsión en la gestión de los recursos hidrocarburíferos en el pasado. El mandatario explicó que este objetivo se alcanzará mediante la operación de plantas de biodiésel, incluyendo una ya en funcionamiento en Santa Cruz, la planta de aceite vegetal hidrotratado y la producción del pozo Mayaya XI