El Manchester United sufrió un tropiezo en el inicio de su campaña liguera, cayendo por la mínima diferencia ante el Arsenal en un encuentro disputado en Old Trafford. Un error crucial del guardameta local Altay Bayindir en la primera mitad decantó el marcador a favor de los visitantes.
A pesar de las significativas incorporaciones ofensivas en ambos conjuntos durante el mercado estival, la disparidad en la actuación de los porteros se reveló como un factor determinante. Mientras David Raya, bajo los palos del Arsenal, demostró una solidez inquebrantable, con intervenciones clave que frustraron los intentos rivales, la desafortunada acción de Bayindir supuso un lastre para el equipo dirigido por Ruben Amorim, señalando el considerable trabajo que aún tiene por delante.
El Arsenal, por su parte, no solo mantuvo la cohesión de su estructura base, sino que evidenció una notable potenciación. Su once inicial, que ya conforma una sólida columna vertebral, se vio enriquecido con la inclusión de Martín Zubimendi, quien hizo su debut en la máxima categoría inglesa, y el prolífico goleador Viktor Gyokeres. Rodeados de figuras como Odegaard, Rice, Saka y Gabriel Martinelli, los londinenses exhibieron una propuesta ambiciosa.
La estrategia del conjunto visitante, particularmente efectiva en las jugadas a balón parado, rindió frutos tempranamente. A los trece minutos de juego, un saque de esquina ejecutado por Declan Rice generó la acción decisiva. En medio de la congestión en el área pequeña, el guardameta local no logró despejar con solvencia el centro, dejando el balón a merced de Riccardo Calafiori, quien, atento y desmarcado en el segundo poste, remató para abrir el marcador. Este tanto, más allá del mérito del Arsenal, puso de manifiesto la vulnerabilidad del portero turco, quien cubría la ausencia de André Onana, también bajo el escrutinio en ocasiones anteriores. Así, el nuevo proyecto del Manchester United bajo la dirección de Ruben Amorim comenzó su andadura con un revés inicial.
La reconstrucción del Manchester United, liderada por el estratega portugués, vio a Matheus Cunha y Bryan Mbeumo como titulares, mostrando destellos de sus interesantes cualidades y asumiendo la presión inherente a una temporada que se antoja decisiva para el técnico. Tras un curso anterior que se percibió como una transición, la actual campaña representa el momento de la verdad, sin margen para excusas y con la imperiosa necesidad de demostrar su capacidad para guiar a los Diablos Rojos hacia sus aspiraciones históricas. Las dudas razonables, derivadas de las dificultades pasadas, persisten.
No obstante, el Manchester United exhibió momentos de lucidez, independientemente del error de su portero que condicionó el desarrollo del partido. La velocidad, potencia y atrevimiento de jugadores como Mbeumo y Cunha se erigieron como recursos de alto valor. Ambos desestabilizaron constantemente la defensa del Arsenal, que se vio salvado por el poste tras un disparo de Dorgu y por una crucial intervención de David Raya antes del descanso.
En la reanudación, el Arsenal mantuvo un control relativo, sin sufrir en exceso, salvo por un saque de esquina que David Raya despejó con la seguridad que faltó en la jugada del gol. Por su parte, Gyokeres no dispuso de ocasiones claras y fue sustituido por Kai Havertz antes de la hora de juego. Amorim, buscando una reacción, incrementó la apuesta ofensiva con la entrada de Benjamin Sesko, quien se sumó a Cunha y Mbeumo en el ataque. El testarazo de Mbeumo en el minuto setenta y tres representó la oportunidad más clara para el United en todo el encuentro, pero David Raya, con una demostración de reflejos, aseguró la victoria para un Arsenal práctico, resolutivo y que se perfila como un serio aspirante