El conjunto bávaro se impuso en la jornada inaugural de la Liga de Campeones, infligiendo una derrota a un Chelsea que, a pesar de su reciente éxito en el Mundial de Clubes de la FIFA, se encontró con la cruda realidad de la máxima competición europea. La figura determinante del encuentro fue Harry Kane, quien con un doblete, no solo aseguró la victoria para su equipo, sino que también se consolidó como el máximo goleador inglés en la historia de la Champions League, superando un récord ostentado previamente.
El delantero, cuya presencia en el campo siempre genera expectación, fue fundamental en el triunfo de los visitantes, quienes capitalizaron la falta de contundencia defensiva del Chelsea. Ni siquiera las intervenciones providenciales del guardameta Robert Sánchez lograron contener el ímpetu ofensivo del equipo alemán.
El primer gol llegó en una secuencia de eventos inusuales. Una falta a unos 35 metros de la portería derivó en una jugada que desorientó a la defensa local. Tras un saque raso de Kimmich que rebotó en el árbitro, el colegiado ordenó repetir la acción, pero esta vez con el balón en juego. La rapidez en la ejecución permitió a Michael Olise desbordar a su marcador y enviar un centro preciso que, desafortunadamente para el Chelsea, Chalobah desvió hacia su propia red. Este incidente puso de manifiesto una cierta inexperiencia en la gestión de situaciones complejas, a pesar de que el Chelsea había mostrado un mejor desempeño en los veinte minutos iniciales.
Minutos después, la polémica arbitral volvió a centrar la atención. Una clara infracción de Moisés Caicedo sobre Kane dentro del área fue inicialmente desestimada, para luego ser señalada como penalti tras una reconsideración. La ejecución desde los once metros fue impecable por parte de Kane, quien amplió la ventaja para los bávaros, demostrando su casi infalible precisión desde el punto penal, con un registro de 24 aciertos en 25 intentos con su actual club.
Cuando la balanza parecía inclinarse definitivamente a favor del equipo visitante, y tras un resbalón de Olise que frustró una prometedora ofensiva, el Chelsea encontró un respiro. Cole Palmer, en una jugada magistral que incluyó una pared con Malo Gusto, conectó un potente disparo que se coló por la escuadra, reviviendo las esperanzas de su equipo. Este gol, el número 45 en 100 partidos con la camiseta azul, subraya la notable progresión de un jugador que llegó al club con expectativas más modestas.
Sin embargo, el descanso rompió el ritmo ascendente del Chelsea, permitiendo al conjunto bávaro reorganizarse y retomar el control del partido en la segunda mitad. Kane estuvo cerca de sentenciar el encuentro con un disparo a quemarropa que fue atajado de forma brillante por Robert Sánchez. Poco después, Olise también dispuso de una oportunidad inmejorable, con la portería a su disposición desde el punto de penalti, pero una mano milagrosa del portero español mantuvo a su equipo en la pugna.
La frustración de Sánchez fue palpable cuando, a pesar de sus heroicas intervenciones, llegó el tercer gol. Un pase arriesgado desde la defensa fue interceptado, y Kane, aprovechando la descolocación del guardameta, colocó el balón ajustado a un poste, sellando su doblete personal.
En los compases finales, una brillante asistencia de Andrey Santos permitió a Palmer rozar el gol con una definición certera ante Manuel Neuer, pero la celebración fue efímera, ya que la acción fue anulada por fuera de juego tras la revisión del VAR. El pitido final sirvió como un claro aviso para el Chelsea, que ahora comprende que la exigencia de la Liga de Campeones dista mucho de la euforia vivida hace apenas dos meses en su inesperado triunfo global