Un nombre familiar en la historia reciente de Blooming, Carlos Bendeck Daza, quien presidió la institución en su última conquista del campeonato en 2009, se prepara para un retorno a la dirigencia del club. Confirmó su postulación como primer vicepresidente, acompañando a Sebastián Peña en una plancha que busca liderar el club en la próxima gestión. Este equipo directivo, compuesto por siete miembros, incluyendo dos vicepresidentes y cuatro directores, aspira a una gestión coordinada y eficaz para el beneficio de la institución.

El proyecto que proponen es el resultado de un esfuerzo colectivo, trascendiendo la visión individual de sus integrantes. Su enfoque abarca desde el fortalecimiento de las divisiones menores hasta la consolidación institucional y el rendimiento del fútbol profesional. Bendeck Daza, quien nunca se ha desvinculado por completo del seguimiento de Blooming, tuvo una breve reincorporación a la dirigencia hace cuatro años por un período de tres meses. Sin embargo, en aquel momento no encontró las condiciones adecuadas para permanecer, a pesar de la oportunidad que se presentó tras la no postulación de Mario Cronenbold. Durante su tiempo fuera de la dirigencia activa, mantuvo su rol como socio y se mantuvo atento a los acontecimientos del club, ofreciendo apoyo y asesoramiento a Sebastián Peña en diversas ocasiones.

Respecto a la situación financiera del club, se estima que la deuda actual ronda los tres o cuatro millones, aunque la cifra exacta requiere una confirmación precisa. Se reconoce que la gestión actual de Sebastián Peña ha logrado sanear varios aspectos, aunque persisten obligaciones de larga data que demandan una evaluación prioritaria. La auditoría interna ya ha sido completada y su presentación es inminente. Se espera que el directorio actual divulgue los hallazgos, lo que podría derivar en acciones judiciales y la convocatoria de los implicados para responder ante la justicia. Más allá de las sanciones legales, se subraya la importancia de un castigo moral que emane de un cuerpo colegiado, analizando cada caso para preservar la integridad del club, una preocupación compartida por toda la familia bloominista.

La reciente clausura del estadio Tahuichi generó una pérdida económica significativa para Blooming y Oriente, estimada en al menos 400 mil dólares. La necesidad de jugar en Montero implicó costos logísticos elevados y una menor afluencia de público, impactando gravemente los ingresos. A pesar de la magnitud del perjuicio, sorprende la falta de un reclamo formal ante la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) para la compensación de estas pérdidas. Se argumenta que la FBF debería haber implementado mecanismos de apoyo económico para mitigar el impacto en los clubes cruceños.

Sobre la autosostenibilidad de los clubes bolivianos, se sostiene que Blooming y Oriente tienen el potencial de ser económicamente viables, siempre y cuando se manejen presupuestos realistas, con un margen de crecimiento del 10% sobre los ingresos. Sin embargo, se critica la falta de una frecuencia financiera por parte de la FBF, lo que permitió a clubes como Bolívar realizar inversiones desmedidas, forzando a otros equipos a elevar sus presupuestos sin contar con los recursos necesarios. La situación actual de los derechos de televisión, descrita como a medias, también representa un desafío, y se espera que nuevos acuerdos con otras cadenas puedan inyectar mayores ingresos a los clubes, vitales para su subsistencia.

Blooming, con aproximadamente 3.000 socios, cuenta con una base de apoyo que se considera insuficiente para una institución de su envergadura, lo que impulsa la necesidad de ampliar el abanico de miembros. A pesar de la crisis económica general, el club ha logrado atraer el respaldo de dos o tres empresas patrocinadoras importantes, lo que indica un movimiento positivo en el apoyo empresarial al fútbol. La transparencia en la gestión es clave para generar confianza y asegurar este tipo de aportes. La experiencia pasada demuestra que los ingresos económicos más significativos para Blooming solían provenir de los partidos contra Oriente y Bolívar, que garantizaban un estadio lleno.

Un tema central en la agenda de la nueva dirigencia es la construcción del estadio propio. Se ha avanzado considerablemente en la regularización de la documentación, superando obstáculos financieros y burocráticos. Se espera que, con solo un par de trámites pendientes, se obtenga el visto bueno municipal para iniciar las obras. Este proyecto no solo responde a una necesidad histórica, sino que se visualiza como un pilar económico fundamental para el club. La ubicación estratégica del futuro estadio en la zona norte de Santa Cruz, en una esquina de gran visibilidad, lo convierte en un punto atractivo para el desarrollo de bulevares y otras iniciativas comerciales.

En cuanto a la conformación del equipo para la próxima temporada, la estrategia post-campeonato implica un análisis exhaustivo de la plantilla actual. La continuidad de un esquema y cuerpo técnico, con ajustes puntuales, es prioritaria. La experiencia pasada, con la contratación de jugadores de alto rendimiento como Dimas da Silva, Jimmy Blandón o el ‘flaco’ Boyero, subraya la importancia de una selección minuciosa. Se enfatiza la necesidad de un ojo experto en la elección de jugadores, preferiblemente a través de la observación en vivo y no solo por video, buscando perfiles con estabilidad en equipos anteriores (tres o cuatro años). La coordinación entre el entrenador y la comisión técnica es fundamental para alinear las necesidades deportivas con las posibilidades económicas del club.

Se reitera la postura de evitar la injerencia política en el deporte, adhiriéndose a los estatutos de la FBF que prohíben la postulación de políticos en función. La dirigencia debe mantener una postura analítica y coherente, evitando ceder a la presión de las redes sociales. La plancha propuesta está conformada por Sebastián Peña como presidente, Carlos Bendeck como primer vicepresidente, Julio César Suárez como segundo vicepresidente, y Javier Velarde, Fabricio Franzhek, Elizabeth Durán y Jorge Ortiz como directores

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