Pasaron más de tres meses de aquel hecho que fue registrado en un video que se viralizó en redes sociales y generó preocupación en la ciudadanía y diferentes autoridades que intervinieron para investigar y sancionar a los agresores. Las secuelas de aquella brutal golpiza que recibió el menor de 16 años de edad, que tiene discapacidad intelectual y cognitiva, y su primo, de 18 años de edad, quien también tiene discapacidad cognitiva moderada, además de ceguera, todavía persisten por el temor a relacionarse con otros compañeros. El bullying en las unidades educativas es un problema que persiste en el país y pesar de los avances en las normas de prevención, es difícil su erradicación. De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) Bolivia, cuatro de cada diez estudiantes sufren acoso escolar. Ya sea con apodos o insultos por un aspecto físico, color de piel o algún grado de discapacidad, este tipo de acosos atentan con el pasar del tiempo en la integridad psicológica y emocional de la niñez y adolescencia. Las víctimas, por temor a represalias, callan, ocasionando secuelas que pueden afectar en su vida. No existen cifras que reflejen una cantidad de casos en el país, sin embargo, Unicef en un reciente informe del 20 de noviembre del pasado año, reveló que del 40% de los acosos se dan en lugares donde no hay profesores, como corredores y baños.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Related Posts