Tras la decisión de prohibir la difusión de RFI y France24, las autoridades burkinesas deciden expulsar del país a dos periodistas francesas, Agnès Faivre y Sophie Douce. Una “decisión arbitraria e injustificada”, denunció el diario Libération para el que trabaja Faivre.

El espacio de Francia en el Sahel se ahoga, aún, un poco más. Después de la expulsión de las tropas francesas y de la prohibición de los medios públicos RFI y France 24 – el canal de televisión fue suspendido solo la semana pasada-, las autoridades de Burkina Faso han expulsado este fin de semana a las dos corresponsales de Le Monde y Libération, dejando así la zona prácticamente desierta de la antigua influencia gala.

Se trata de Agnès Faivre y Sophie Douce, expulsadas en la tarde del sábado después de haber sido convocadas e interrogadas por las autoridades de Uagadugú.

Estas expulsiones se dan después de la publicación por el diario Libération de una investigación con un video en el que se muestra a niños y adolescentes ejecutados en un cuartel por al menos un soldado.

Una investigación que no fue del gusto del gobierno burkinés que denunció “manipulaciones con fines políticos” y “una voluntad de desacreditarlo”.

Estos ataques a la prensa se producen en un país que ha sufrido recientemente dos golpes de estado y donde la violencia vinculada a grupos yihadisas va en aumento.

Siguiendo los pasos de Malí, que hizo lo mismo el año pasado, las autoridades burkinesas están cambiando el rumbo en sus alianzas, y están depositado su confianza ahora en Rusia.

Buena parte del país está bajo bloqueo, sin acceso para las organizaciones de ayuda humanitaria, y entre la acción de los grupos armados y las restricciones militares, es cada vez más difícil para el personal occidental, trabajar en el Sahel.

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