Cada inicio de año, el área de los cuarteles en el barrio San Gerónimo se transforma en un improvisado campamento, donde numerosas familias se agrupan con la esperanza de obtener un puesto en el servicio militar. En esta ocasión, se ha observado un aumento en la instalación de carpas tipo iglú, que se distribuyen por diversas calles y espacios públicos, mientras los aspirantes esperan instrucciones sobre un proceso que históricamente ha sido opaco y prolongado. Por esta razón, la práctica de hacer guardia frente a los cuarteles se ha consolidado como la única vía confiable para los interesados.
Sin embargo, esta situación no solo afecta a quienes buscan enlistarse, sino que también impacta a los residentes del barrio. Las estructuras temporales generan desechos que contribuyen a la contaminación del entorno y provocan problemas de seguridad, una preocupación que varios vecinos han expresado en plataformas digitales.
Ante esta problemática, las autoridades locales han tomado nota y se comprometieron a buscar soluciones. La Alcaldía ha manifestado su intención de dialogar con las autoridades militares para abordar esta situación y encontrar una respuesta adecuada