La interrupción de la campaña nacional de vacunación contra la rabia canina en el departamento de Tarija ha provocado una profunda inquietud entre la ciudadanía y diversos sectores. Esta medida, atribuida al Gobierno Nacional, ha sido calificada de grave irresponsabilidad, dada la letalidad de la enfermedad para los seres humanos.
La rabia canina no es una afección menor; su potencial para causar muertes humanas es bien conocido, lo que subraya la urgencia de mantener programas de prevención activos y continuos. La falta de acción gubernamental en un tema de salud pública tan crítico genera una considerable preocupación.
Ante el cese de las acciones estatales, ha surgido un llamado a la colaboración del Colegio de Veterinarios. Se espera que esta entidad pueda ofrecer servicios de inoculación a bajo costo, con el fin de salvaguardar la salud pública, prestando especial atención a la protección de niños y adultos mayores, los grupos más vulnerables frente a esta enfermedad.
La preocupación colectiva es palpable, ya que la ausencia de una cobertura de vacunación adecuada expone a la población a los riesgos inherentes de una enfermedad que, si no es tratada a tiempo, tiene consecuencias fatales. Si bien la intervención del gremio veterinario podría mitigar temporalmente la situación, se enfatiza la necesidad imperiosa de que las instancias gubernamentales asuman plenamente su rol en la prevención y el control de enfermedades zoonóticas, garantizando así la seguridad sanitaria de la comunidad a largo plazo