Chile se encuentra en plena preparación para la segunda vuelta presidencial que se celebrará este domingo, donde el ultraderechista José Antonio Kast se perfila como el favorito indiscutible frente a la candidata de izquierda Jeannette Jara, quien busca revertir las proyecciones adversas.

Más de 15,7 millones de ciudadanos están convocados para elegir al próximo presidente que sucederá al actual mandatario progresista Gabriel Boric. Sin embargo, el ambiente electoral es notablemente apagado, con escasa presencia de propaganda en las calles y un electorado más enfocado en las festividades navideñas que en el proceso comicial.

Las encuestas, tanto las oficiales previas a la veda electoral como aquellas que circulan de manera no oficial, coinciden en anticipar una victoria clara para Kast sobre Jara. La incertidumbre radica en el margen de diferencia, que en algunos sondeos podría alcanzar hasta 18 puntos porcentuales.

Expertos en análisis político señalan la ausencia de entusiasmo electoral y una sensación generalizada de que el resultado está prácticamente definido a favor de Kast. La campaña ha tenido mayor presencia en las regiones y en plataformas digitales, aunque la percepción de un desenlace ya sellado predomina.

Jara, exministra de Trabajo y líder de una coalición progresista que abarca desde el Partido Comunista hasta la Democracia Cristiana, obtuvo en la primera vuelta un 26,9 % de los votos. No obstante, su margen para crecer es limitado debido a que los candidatos más competitivos provienen de la derecha, y su asociación con el gobierno actual y su militancia comunista podrían dificultar la captación de nuevos apoyos. A pesar de ello, ha intentado apelar al temor frente a la ultraderecha y destacar su rol en reformas sociales significativas, como el aumento del salario mínimo, la reforma de pensiones y la reducción de la jornada laboral a 40 horas.

Por su parte, Kast, abogado ultraconservador de 59 años, logró un 23,9 % en la primera vuelta y rápidamente consolidó el respaldo de la derecha tradicional y sectores de extrema derecha, sumando más del 50 % de apoyo. En su cierre de campaña, realizado en Temuco, uno de sus bastiones, expresó confianza en una victoria contundente.

Reconocido por su ferviente catolicismo y padre de nueve hijos, Kast sería el primer presidente en llegar al poder que hizo campaña a favor de la continuidad del régimen de Augusto Pinochet. A diferencia de sus intentos anteriores por la presidencia, en esta ocasión ha moderado la exposición pública de sus posiciones ultraconservadoras, aunque recientes declaraciones polémicas en su entorno han generado controversia sobre posibles indultos a exmilitares condenados por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura.

Su campaña ha estado centrada en la seguridad ciudadana y la migración irregular, temas que también han obligado a Jara a enfocar su discurso en estas áreas. Ambos candidatos han prometido reforzar la frontera norte y combatir el crimen organizado, aunque Kast ha propuesto medidas más estrictas, como la expulsión masiva de migrantes, tipificar la migración como delito y la construcción de cárceles de máxima seguridad para líderes del narcotráfico.

Un aspecto clave a seguir será el tipo de gobierno que formará Kast en caso de ganar. Si la diferencia de votos es amplia, podría implementar una agenda más ideológica; en cambio, un resultado ajustado lo obligaría a adoptar un enfoque más pragmático y buscar alianzas con la derecha tradicional.

Independientemente del ganador, el próximo presidente enfrentará un Congreso fragmentado a partir del 11 de marzo, donde la derecha y ultraderecha están a solo dos diputados de la mayoría, y el apoyo del Partido de la Gente, cuyo candidato obtuvo cerca del 20 % en la primera vuelta, será fundamental para la gobernabilidad

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