En una tranquila calle de Miraflores, a escasos minutos de la emblemática plaza Murillo, se erige un inmueble que ha sido objeto de controversia política en Bolivia. Este edificio, sede del Movimiento Al Socialismo (MAS), ha sido el centro del poder gubernamental desde 2006, exceptuando un breve periodo de transición entre 2019 y 2020, tras la renuncia de Evo Morales a la presidencia.

Recientemente, el diputado Rolando Cuéllar, quien actúa como portavoz del presidente Luis Arce en el Legislativo, se presentó en la sede con la intención de recuperarla. Acompañado de varios legisladores y funcionarios, Cuéllar ingresó a las oficinas, donde, al intentar derribar retratos de Evo Morales, sufrió un accidente debido a que los cuadros estaban protegidos por vidrio. Posteriormente, se dirigió al patio y, con un balde de pintura, cubrió la imagen del exmandatario.

Cuéllar, ante la presencia de medios de comunicación que habían sido convocados, expresó su rechazo hacia Morales, tildándolo de pedófilo, y anunció que el nuevo partido de Morales, el Frente Para la Victoria (FPV), no tendría acceso a la sede del MAS. Mientras pintaba, sus seguidores vitoreaban consignas de renovación.

El legislador también mencionó que un vehículo encontrado en el lugar sería transferido a la dirección nacional del MAS, dirigida por Grover García, quien ha asumido el liderazgo del partido en reemplazo de Morales, con el apoyo de Arce. Se anticipa que el congreso del MAS, programado para finales de este mes, definirá el futuro político de la organización.

Cuéllar argumentó que el inmueble está registrado a nombre del MAS y que cualquier intento de control por parte del FPV sería considerado un acto de invasión. Sin embargo, los seguidores de Morales reaccionaron rápidamente, logrando recuperar el control del edificio tras un enfrentamiento violento, en el que algunos partidarios de Arce se vieron obligados a escapar por los techos. La policía, tras evaluar la situación, se retiró al notar que los ánimos se habían calmado.

Los adeptos de Morales, en respuesta, borraron los letreros del MAS y reafirmaron su lealtad al exmandatario, quien ha firmado un acuerdo con el FPV para participar en las próximas elecciones. Cuéllar sostiene que el inmueble es legítimamente del MAS, mientras que Morales y su facción argumentan que la propiedad pertenece a quienes apoyaron su construcción.

El diputado Héctor Arce, aliado de Morales, condenó las acciones de Cuéllar, considerándolas ilegales y violentas. Recordó que Morales ya no es parte del MAS, tras su renuncia ante el Tribunal Supremo Electoral para postularse con el FPV. Arce acusó al gobierno de intentar frenar el regreso político de Morales mediante tácticas ilegales y anticipó acciones legales.

Wilfredo Chávez, abogado de Morales, anunció que se tomarán medidas legales contra Cuéllar y sus seguidores, alegando que invadieron propiedad privada. Mostró un zapato dejado por un seguidor de Cuéllar durante el tumulto, sugiriendo que algunos huyeron en medio del caos. Además, subrayó que estas acciones son un intento del gobierno por desviar la atención de los problemas nacionales.

Otros líderes políticos también se unieron a las críticas, enfatizando la necesidad de respetar la propiedad privada y sugiriendo que los responsables de la toma del inmueble deben ser procesados. La situación ha escalado a un punto en que ambas facciones del oficialismo han comenzado a presentar denuncias ante la Fiscalía, lo que augura un panorama de confrontación legal en el futuro cercano.

El MAS, bajo el liderazgo de Arce, se prepara para un congreso en El Alto, donde se definirá su estrategia electoral, mientras que Morales ha cambiado los colores de su partido al verde del FPV, reafirmando su intención de participar en las elecciones de agosto

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