Diego Pary, quien se desempeñó como representante permanente de Bolivia ante la ONU, ha compartido las razones que lo llevaron a renunciar a su cargo, a la vez que criticó la falta de compromiso del actual gobierno de Luis Arce con la diplomacia multilateral. Pary, que también fue canciller durante el mandato de Evo Morales, destacó que Bolivia ha perdido su derecho a votar en la Asamblea General de la ONU debido a la falta de pago de su cuota de membresía, lo cual atribuyó a una gestión ineficaz.

Con una trayectoria centrada en los derechos indígenas y la diplomacia, Pary ha representado a Bolivia en diversas instancias internacionales, incluyendo la Organización de Estados Americanos (OEA). Su reciente salida del servicio diplomático ha suscitado un intenso debate, especialmente por sus críticas relacionadas con la pérdida de derechos en la ONU. Pary se desvinculó del gobierno de Arce a finales de 2024.

El exembajador subrayó la importancia de la ONU como el principal organismo multilateral a nivel global, resaltando que Bolivia, como uno de sus miembros fundadores, ha tenido un papel activo en múltiples asuntos internacionales. Según Pary, la ONU es un foro donde se abordan cuestiones globales relevantes, y aunque no siempre es posible influir en todas las decisiones, Bolivia tiene la oportunidad de promover sus propios intereses.

Pary destacó que el multilateralismo es esencial para construir una imagen favorable del país, fortaleciendo su credibilidad y capacidad para atraer inversiones y cooperación internacional. Sin embargo, advirtió que una resolución desfavorable de la ONU podría desencadenar inestabilidad, lo que pone de relieve la importancia de mantener una participación activa y responsable en estos foros.

En relación a la situación actual, Pary informó que Bolivia ha dejado de votar en la Asamblea General debido a la falta de pago de su cuota correspondiente al período 2024-2025, que ascendía a 780,000 dólares. Este impago ha colocado a Bolivia en una lista muy reducida de países que no han cumplido con sus obligaciones financieras ante la ONU, junto a naciones como Afganistán y Venezuela.

El exrepresentante diplomático también expuso las razones detrás de su renuncia, que se centraron en tres aspectos fundamentales. En primer lugar, mencionó la pérdida de dirección política del actual gobierno, lo que le resultó inaceptable dado su trasfondo en el movimiento indígena. En segundo lugar, expresó su preocupación por la represión de las manifestaciones, señalando la injusticia de la detención de más de 70 indígenas y campesinos por ejercer su derecho a protestar. Por último, Pary lamentó la inoperancia de Bolivia en la ONU, donde su papel se había limitado a asistir a reuniones sin poder participar activamente en la toma de decisiones.

El exembajador concluyó con un llamado a la reflexión sobre la crisis de credibilidad y gestión que atraviesa la diplomacia boliviana, advirtiendo que la falta de pago de cuotas a la ONU refleja una grave precariedad en la política exterior del país

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