La crisis económica que atraviesa el país se atribuye principalmente a un elevado gasto gubernamental, lo que ha provocado un déficit fiscal persistente a lo largo de los años. Jaime Dunn De Ávila, un economista y analista destacado, subraya que esta situación ha llevado al Banco Central de Bolivia (BCB) a recurrir a sus Reservas Internacionales, que anteriormente se mantenían en niveles significativos.

Recientemente, se reveló que el BCB destinó 1.640 millones de dólares de sus reservas para la compra de combustibles, un movimiento que, según Dunn, refleja una dependencia crítica del gobierno en el banco central como una especie de caja chica. Esta práctica ha resultado en una disminución de las reservas, que son fundamentales para sostener el tipo de cambio. Sin estas reservas, el valor del dólar ha comenzado a aumentar de manera alarmante.

Dunn se opone a la idea de regresar a un sistema de control de precios del dólar, conocido como bolsín, argumentando que aunque podría ofrecer un alivio temporal, no abordaría la raíz del problema: la devaluación continua de la moneda. Asimismo, considera que medidas como la facilitación de importaciones y exportaciones no serán efectivas a menos que se implemente una disciplina fiscal que limite el gasto gubernamental.

El economista enfatiza que el gobierno debe adoptar un enfoque más responsable, con un gasto que no supere los 35 mil millones de dólares. Con una gestión fiscal adecuada, sostiene, el país podría contar con reservas suficientes para estabilizar el tipo de cambio. Además, aboga por la apertura de los mercados, sugiriendo que Bolivia debería integrarse más activamente en el comercio global, lo que no solo aumentaría el flujo de divisas, sino que también incentivaría la inversión extranjera.

Dunn sugiere que el país debe ser atractivo para los inversores y fomentar la propiedad privada para aumentar la productividad. Sin embargo, critica la persistencia del gobierno en mantener un modelo económico que prioriza lo social y comunitario por encima de un enfoque más productivo y orientado al mercado.

En resumen, el economista considera que sin una reducción del déficit fiscal y un control más estricto del gasto público, cualquier medida adoptada será meramente temporal y no resolverá los problemas económicos subyacentes. Para ilustrar su punto, compara la situación económica con un paciente gravemente herido que necesita atención inmediata, sugiriendo que el primer paso debe ser detener la hemorragia fiscal antes de abordar otros problemas

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Related Posts