El presidente de la Federación Empresarial ha señalado la urgente necesidad de que el nuevo gobierno implemente mecanismos efectivos para fortalecer el sector productivo y superar la actual situación económica. Según Franz Molina Conzelmán, la informalidad en Bolivia alcanza niveles alarmantes, situándose entre el 86% y 88%, lo que posiciona al país como uno de los más informales a nivel mundial y limita la competitividad de sus emprendedores, industrias y servicios.
Molina Conzelmán destacó que el problema no radica en la evasión fiscal, sino en la falta de condiciones que permitan a los contribuyentes ser competitivos y sostenibles. Subrayó la importancia de que los recursos económicos permanezcan dentro de las regiones productivas, facilitando tanto la importación como la exportación. Asimismo, advirtió que la economía nacional ha estado basada principalmente en el gasto desde 2014, sin que se evidencien inversiones que generen rentabilidad o beneficios a largo plazo.
El empresario enfatizó que las inversiones deben orientarse hacia sectores que aseguren sostenibilidad y rentabilidad, con una visión a largo plazo, para lograr la recuperación económica. Reconoció que el gobierno actual muestra señales positivas en cuanto a la seguridad jurídica y la generación de un ambiente propicio para la actividad económica, lo que es fundamental para recuperar la confianza de los inversionistas.
Respecto al tipo de cambio, señaló que el dólar se mantiene en torno a 6.96 bolivianos oficialmente, pero existe una brecha cambiaria que varía entre 10 y 11 bolivianos, lo cual genera incertidumbre y dificulta la planificación empresarial.
En busca de soluciones conjuntas, anunció que próximamente se llevarán a cabo reuniones con representantes de los diferentes niveles de gobierno para coordinar acciones que permitan superar la crisis económica que afecta a la región y al país en general.
Por otro lado, Molina Conzelmán alertó sobre el impacto negativo que el crecimiento desordenado de loteamientos y construcciones en el valle central está teniendo sobre la producción agropecuaria, el paisaje y el turismo. Esta expansión urbana, sin regulación adecuada, amenaza áreas productivas, pone en riesgo fuentes de agua y deteriora un sector turístico que representa una ventaja competitiva para la región. Lamentó la falta de intervención por parte de las autoridades e instituciones competentes para frenar esta problemática que afecta simultáneamente a tres sectores estratégicos
