La distribución de cebolla continúa activa en los mercados bolivianos, impulsada principalmente por la producción proveniente de localidades como Culpina, en Chuquisaca, y Tupiza, en Potosí. La oferta actual se centra mayoritariamente en cebolla blanca, originaria de otros municipios productores. Sin embargo, se anticipa que el ciclo de comercialización de la cebolla de esta temporada concluirá entre finales de abril y mediados de mayo, marcando un adelanto con respecto a años anteriores, cuando la disponibilidad se extendía hasta junio.

Este año se ha registrado una disminución en el volumen total de cebolla cosechada. Este descenso se atribuye a las condiciones climáticas adversas que afectaron negativamente los cultivos a lo largo de la campaña.

Paralelamente, persiste la inquietud entre los productores debido a la falta de seguimiento por parte de las autoridades nacionales en relación con acuerdos previamente establecidos. Entre estos acuerdos, se destacaba la necesidad de implementar controles más estrictos para mitigar el ingreso de productos agrícolas de contrabando al país.

La reducción en la producción ha derivado en una notoria escasez de cebolla en los centros de abasto. Desde el inicio de la temporada, se observó un rendimiento inferior al esperado, situación que se agravó con las precipitaciones y riadas que perjudicaron las plantaciones. Esta merma en la oferta ha provocado un incremento en los precios de la cebolla. En las zonas de producción, el quintal se comercializa actualmente entre 100 y 120 bolivianos.

La escasez también se ha manifestado en el departamento de Oruro. Se espera que, a partir de junio, la producción de Cochabamba pueda contribuir a normalizar el abastecimiento en los mercados y, de esta manera, evitar un mayor encarecimiento de este producto esencial para los consumidores

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