El conjunto argentino consolidó su posición en la competición continental tras asegurar en su feudo la ventaja obtenida previamente. Ahora, aguarda la definición del próximo contendiente, que surgirá del enfrentamiento entre los clubes brasileños Flamengo e Internacional de Porto Alegre.
El cuadro paraguayo, si bien exhibió un arranque enérgico, careció de la precisión y la lucidez ofensiva necesarias. Esta ausencia de fineza, sumada a la solidez del guardameta uruguayo Fernando Muslera, impidió que el impulso inicial del equipo se tradujera en una ventaja en el marcador.
Por su parte, el equipo local, impulsado por el fervor de su afición, generó un par de oportunidades claras para ampliar su ventaja en el global de la eliminatoria. No obstante, el portero rival, Alexis Martín Arias, también demostró una notable solvencia bajo los tres palos, frustrando estos intentos.
Durante gran parte del encuentro, el dominio territorial recayó en el equipo dirigido por Diego Martínez, aunque este control no se tradujo en la creación de peligro real en la zona defensiva del conjunto argentino, que basó su estrategia en la efectividad del contragolpe.
En la segunda mitad, ambos estrategas realizaron ajustes tácticos mediante sustituciones. La tensión se incrementó significativamente en los últimos quince minutos del partido. Al minuto 76, Arias protagonizó una intervención crucial al desbaratar un mano a mano con Alexis Castro. Cinco minutos después, fue Fernando Muslera quien desactivó con maestría tres acciones aéreas consecutivas del conjunto asunceno, manteniendo la portería imbatida.
Cabe destacar que el equipo argentino había accedido a los octavos de final como líder indiscutible del Grupo A, mientras que su oponente paraguayo se había clasificado en la segunda posición de la Zona G, por detrás del Palmeiras brasileño