La tradición vinícola de la familia Arce Campero se remonta a hace seis décadas, específicamente en 1964, en la región de Tarija, Bolivia. Luis Arce Torrez, conocido cariñosamente como Lucho Arce, inició su aventura en el mundo del vino al establecer sus primeros viñedos en la Compañía de Jesús, a escasa distancia del Valle de la Concepción, en una propiedad que la familia aún posee.

Con un enfoque apasionado y comprometido, Lucho fundó su primera bodega en este mismo lugar, donde presentó su primer vino, al que decidió llamar Arce. Con el paso del tiempo, la oferta se diversificó con la incorporación de nuevas variedades, como Arce Colonial y El Marqués. La evolución del negocio familiar se vio reforzada por la llegada de Luis Fernando Arce Campero, el hijo mayor de Lucho, quien se formó como enólogo en San Juan, Argentina, aportando un enfoque profesional a la tradición familiar.

En 1976, la familia amplió su legado al establecer una segunda bodega en La Pintada, situada a 11 kilómetros de la ciudad de Tarija. Este periodo también fue testigo del nacimiento del primer destilado de la familia, el singani Del Rey, que representó un avance significativo en la producción local. Además, Lucho Arce se destacó por ser pionero en la creación del primer chuflay embotellado con tapa corona, listo para ser servido, bajo la misma marca Del Rey.

A pesar de un paréntesis en la producción de vinos y singanis, la pasión de la familia por la viticultura nunca se desvaneció. Actualmente, continúan rindiendo homenaje al legado de Lucho Arce, quien siempre mostró un profundo amor por la tierra y el vino, llevando su historia con orgullo.

Hoy en día, la familia Arce Campero sigue trabajando en sus viñedos en la bodega El Legado, donde se encuentra en proceso de destilación un nuevo singani premium, denominado Reconquista, que promete ser un digno sucesor de la rica tradición familiar

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