La presidencia de Ronald Raldes al frente de Oriente Petrolero, que se extendía hasta marzo de 2025, concluyó anticipadamente, dejando un legado de gestiones marcadas por una combinación de éxitos y desafíos. Durante sus mandatos, la institución enfrentó un período de intensos cuestionamientos por parte de sus socios, especialmente cuando el primer equipo experimentó un notable descenso en la tabla de posiciones. Aquel fue un año particularmente turbulento, caracterizado por una constante rotación de entrenadores, que incluyó a figuras como Erwin Sánchez, Leonardo Égüez (de forma interina), Ángel Guillermo Hoyos, Antonio Puche y Rodrigo Venegas.
En su segunda etapa al mando, las decisiones en cuanto a la contratación de jugadores extranjeros volvieron a ser objeto de crítica, ya que muchos de los refuerzos no lograron alcanzar el nivel esperado para un club de la envergadura de Oriente Petrolero. Esta situación se tradujo en resultados deportivos igualmente discretos, culminando en la incapacidad del equipo para clasificar a torneos internacionales.
El ambiente de malestar institucional se intensificó con crecientes rumores sobre la solicitud de su renuncia, sumado a otros conflictos internos que finalmente derivaron en una sanción impuesta por la Federación Boliviana de Fútbol tanto a Ronald Raldes como a su vicepresidente, René Urioste.
Tras la inhabilitación de Raldes, la figura de Gisela Aguilar, quien ocupaba el cargo de segunda vicepresidenta, emergió como la nueva líder. Por sucesión, Aguilar asumió la dirección de uno de los clubes más importantes del país.
Desde su nueva posición, la dirigente ha expresado su visión sobre la administración anterior, señalando que la continuidad del actual directorio está motivada por el compromiso con la institución, más allá de cualquier figura individual. Ha trascendido que, durante su gestión, el expresidente no siempre habría aceptado la colaboración ofrecida. Respecto a la lealtad del directorio, se ha aclarado que la sanción provino de la Federación de Fútbol, y que el actual liderazgo simplemente acató las decisiones impuestas por el ente rector.
En cuanto al futuro de la directiva, se ha indicado que a la gestión actual le restan más de dos años. No obstante, la situación de René Urioste, quien aún se encuentra en proceso, genera incertidumbre sobre su posible regreso. Por su parte, Ronald Raldes permanece inhabilitado hasta marzo de 2026. La actual administración ha manifestado su intención de que todas las decisiones futuras se tomen en conjunto con los socios. Sin embargo, la prioridad inmediata del directorio es enfocarse en una gestión que resuelva asuntos urgentes. Se ha puesto especial énfasis en transparentar todas las cuentas pendientes, con el objetivo de realizar una auditoría completa y que sus resultados estén saldados para una asamblea que se podría convocar en diciembre
 
								
 
																											 
												 
												 
												 
             
             
					 
					 
					