La jornada de entrenamiento de la selección boliviana en Barranquilla culminó con un emotivo gesto que trascendió el ámbito deportivo. Al finalizar la sesión en el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez, el delantero Miguel Terceros protagonizó un memorable acto de generosidad al obsequiar su camiseta de práctica a un joven aficionado.
El protagonista de esta conmovedora escena fue Benjamín Blanco, un niño cruceño que reside en la ciudad colombiana junto a su familia desde hace algunos años. La devoción de la familia por el equipo nacional los había llevado a seguir de cerca la concentración, primero en el hotel y luego en el estadio, con la esperanza de alentar a los jugadores y compartir un momento con ellos.
Mientras los futbolistas se dirigían al autobús que los esperaba al concluir la práctica, Terceros avanzaba sin detenerse a atender a la prensa. No obstante, los entusiastas llamados de Benjamín captaron su atención. El atacante se detuvo, se quitó la camiseta de entrenamiento y, con una sonrisa, se la entregó al niño, cuya emoción era palpable e incontenible.
El gesto desató un aplauso espontáneo entre quienes presenciaron el momento. El futbolista abordó el vehículo sin su indumentaria, mientras Benjamín, aún asimilando la incredulidad de lo sucedido, aferraba con fuerza su preciado obsequio. Este acto de cercanía no es un hecho aislado en la trayectoria del joven atacante, quien en diversas ocasiones ha cultivado una reputación de humildad y gratitud hacia la afición