Un exdefensor central con una trayectoria excepcional, que incluye la participación en el Mundial de USA 94 y la prestigiosa Champions League europea, ofrece una perspectiva singular y crítica sobre el fútbol boliviano y sus selecciones nacionales. Su vasta experiencia en el alto nivel le confiere una autoridad innegable para analizar el panorama local, y su mentalidad, forjada en el rigor del fútbol europeo, lo impulsa a afirmar con convicción que el balompié en Bolivia aún dista de ser verdaderamente profesional.

Rememorando sus comienzos, el exjugador describe un debut precoz y una carrera longeva. A los 17 años ya pisaba las canchas profesionalmente, marcando el inicio de dos décadas de dedicación al deporte. Aunque su físico le permitía continuar, confiesa que el agotamiento mental, tras veinte años sin tregua, fue el factor determinante para su retiro. Su ascenso fue meteórico: debutó con Blooming a los 17 y, un año después, a los 18, ya defendía los colores de la selección mayor en la Copa América de 1991. Su palmarés incluye múltiples eliminatorias mundialistas, la final de la Copa América de 1997, y la histórica goleada 6-1 a Argentina, un encuentro que contó con Diego Maradona como entrenador y Lionel Messi como jugador. Reconoce que la magnitud de estos logros no siempre se percibe en el fragor del juego, sino que se asimila con el tiempo, al revisar imágenes y videos que le recuerdan su glorioso pasado, mientras disfruta de la vida con el fútbol siempre presente.

Una faceta menos conocida de su vida revela un interés temprano por las artes. Además de su pasión por el fútbol y su incursión en el voleibol durante la etapa escolar, dedicó dos años al estudio de Bellas Artes y al violín, participando incluso en conciertos. Esta experiencia, según él, le proporcionó una disciplina y una visión del mundo distintas a las que suelen desarrollar los futbolistas.

En sus inicios, su posición en el campo era muy diferente. Jugaba como centrodelantero entre amigos, destacándose como goleador, e incluso disfrutaba atajando como arquero. Sin embargo, al dar el salto al profesionalismo, se estableció firmemente como defensor. Ocasionalmente, también se desempeñó como volante, acumulando numerosos partidos en la posición de mediocentro defensivo. Su debut profesional como lateral derecho en Blooming, bajo la dirección del profesor Ramiro Blacut, fue, según sus propias palabras, accidental.

Su trayectoria con la selección nacional no estuvo exenta de desafíos. Sufrió una grave lesión de ligamentos en el tobillo que lo mantuvo alejado de las eliminatorias por un largo periodo. La frustración fue tal que llegó a considerar abandonar la concentración y regresar a casa. Fue la intervención del entonces entrenador, quien le gestionó una reunión con un psicólogo, lo que finalmente lo convenció de permanecer en el equipo.

Reflexionando sobre las estadísticas que indican que solo un 4% de los jóvenes que inician en categorías menores alcanzan el profesionalismo, y apenas un 1% llega a la élite, el exdefensor subraya la filosofía de su propia academia. Allí, los entrenadores son, ante todo, formadores, enfocados en brindar una educación integral. La prioridad es moldear personas íntegras antes que futbolistas, dada la escasa probabilidad de éxito en el ámbito profesional.

La formación, enfatiza, no es responsabilidad exclusiva de las escuelas de fútbol; los padres juegan un rol fundamental en el hogar. Aunque en su época existían instituciones como la Academia Tahuichi, hoy proliferan las escuelas. No obstante, lamenta la falta de inversión por parte de los clubes en estas canteras, que son las verdaderas proveedoras de talento. Su academia, por ello, se esfuerza en capacitar a los formadores y orientar a los padres, reconociendo su papel crucial en el desarrollo de los jóvenes.

Al comparar el desarrollo de las selecciones menores bolivianas con las de otros países, el exjugador señala una diferencia clave. En naciones como España, los jóvenes son entrenados para tomar decisiones acertadas en el campo, fruto de una formación diaria y estructurada. En Bolivia, aunque abunda el talento natural en cualquier barrio o colegio, muchos jugadores carecen de una comprensión profunda del juego. Propone enseñarles a leer el partido, abogando por una formación general e integral en todos los aspectos.

Respecto a la selección mayor y su inminente participación en el repechaje, el exdefensor expresa ilusión. Reconoce que los jugadores en cancha son los que representan

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