El entrenador del Chelsea, Enzo Maresca, expresó su profunda insatisfacción con la gestión de las interrupciones de partidos debido a condiciones meteorológicas adversas en el actual Mundial de Clubes. Sus comentarios surgieron tras el reciente encuentro de su equipo contra el Benfica, que experimentó una prolongada detención antes de su reanudación, con un desenlace de 1-4 a favor del conjunto británico.

El técnico italiano señaló que, durante los primeros 85 minutos del partido disputado en Charlotte, Estados Unidos, su equipo había mantenido un control absoluto del encuentro, sin conceder oportunidades claras al rival y generando las suyas propias para asegurar la victoria. Sin embargo, cuando el marcador se encontraba 0-1 a favor del Chelsea, el juego fue suspendido por una tormenta eléctrica. Lo que siguió fue una pausa de dos horas que, según Maresca, alteró drásticamente la dinámica del juego, transformando el encuentro en algo completamente diferente.

Maresca manifestó su perplejidad ante la frecuencia de estas suspensiones, calificando la situación como inaceptable para una competición de este calibre. Subrayó que, si bien comprende las interrupciones por motivos de seguridad, la recurrencia de estos incidentes –seis partidos suspendidos en dos semanas, según sus observaciones– sugiere que la sede podría no ser la más idónea para albergar el torneo. Desde su perspectiva, una pausa tan extensa desvirtúa la esencia del fútbol.

El impacto de la interrupción en el ritmo del juego fue evidente. Tras el largo parón, el Benfica logró igualar el marcador en el minuto 95 mediante un penalti, forzando así la prórroga. A pesar de este revés, el conjunto londinense finalmente se impuso, asegurando su pase a la siguiente fase.

El entrenador del Chelsea enfatizó la dificultad de mantener la concentración y la intensidad de los jugadores durante un lapso de dos horas fuera del campo. Describió cómo los futbolistas, en ese período, pueden desconectar del partido, comunicándose con sus familias, comiendo o simplemente relajándose, lo que compromete su enfoque mental al regresar al terreno de juego. Esta ruptura del ritmo competitivo, argumentó, convierte la reanudación en un partido completamente diferente al que se estaba desarrollando inicialmente.

A pesar de sus críticas a la gestión de las suspensiones, Maresca quiso dejar claro su aprecio por el Mundial de Clubes, al que considera un torneo fantástico, y manifestó su alegría por el avance de su equipo a los cuartos de final. No obstante, reiteró su convicción de que la alta incidencia de interrupciones es un problema significativo que requiere una solución, aunque admitió no tener una respuesta clara sobre cómo abordarlo. Comparó la situación con la de otros grandes torneos, como Copas del Mundo o competiciones europeas, donde las suspensiones de partidos son prácticamente inexistentes, lo que refuerza su percepción de que la situación actual no es la norma

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