Las tensiones y desacuerdos internos en la oposición boliviana han salido a la luz, generando incertidumbre sobre la efectividad de la reciente alianza que busca desafiar al Movimiento al Socialismo (MAS). Las diferencias entre figuras clave como Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Jorge Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina han comenzado a afectar la cohesión del bloque opositor.
Analistas han señalado la existencia de actos de traición y han destacado que varios líderes de la oposición aún no se han comprometido a unirse a esta coalición.
La situación se tornó crítica el 18 de diciembre, cuando se formalizó la alianza en una reunión que buscaba establecer un frente unido contra el MAS. Sin embargo, la aparente unidad se desmoronó rápidamente. Tuto Quiroga, en una entrevista, afirmó que su candidatura presidencial estaba irrevocablemente asegurada, lo que desató reacciones negativas entre sus compañeros. Doria Medina fue uno de los primeros en expresar su descontento, cuestionando la falta de confianza generada por las declaraciones de Quiroga.
Por su parte, el líder del partido Acción Democrática Nacionalista (ADN), Gabriel Gutiérrez, criticó la alianza entre los políticos tradicionales, sugiriendo que no lograrán encontrar un candidato que represente verdaderamente al pueblo. Gutiérrez abogó por la necesidad de presentar nuevas figuras políticas que puedan ofrecer esperanza y soluciones reales a los problemas del país. En este contexto, mencionó que están en conversaciones con Branco Marinkovic, a quien consideran un potencial candidato presidencial.
Además, hay otros aspirantes que han manifestado su intención de postularse, como Manfred Reyes Villa, el rector Vicente Cuellar, y varios exfuncionarios que buscan hacerse un espacio en el panorama político.
El analista Carlos Cordero argumentó que la unión de figuras de la oposición, incluidos expresidentes, podría ser ventajosa frente a otros líderes que optan por competir en solitario. Sin embargo, también advirtió que el resultado de esta alianza aún es incierto, dado que la oposición ha sido históricamente marginal y carece de un peso político significativo.
Por otro lado, Francisco Solares se mostró escéptico sobre la posibilidad de una verdadera unidad entre los opositores. Afirmó que, a pesar de los discursos de unidad, las acciones de los líderes sugieren una competencia interna en lugar de un esfuerzo conjunto. Solares destacó que la población anhela una verdadera cohesión, pero la realidad muestra que los precandidatos actúan de manera individual, lo que alimenta una sensación de traición entre los votantes.
En resumen, el panorama político en Bolivia se presenta complejo, con una oposición fragmentada que enfrenta desafíos significativos para consolidar una estrategia efectiva contra el MAS. Las diferencias internas y la falta de un liderazgo unificado podrían obstaculizar sus aspiraciones en las elecciones venideras