Los profesionales de la prensa que cubren conflictos sociales en Bolivia enfrentan riesgos constantes. Una periodista con dos décadas de experiencia relata haber sido agredida en múltiples ocasiones mientras desarrollaba su labor informativa.
Durante una manifestación particularmente violenta en 2012, esta comunicadora sufrió graves lesiones. Fue impactada por un adoquín, lo que le provocó la pérdida de varias piezas dentales y requirió atención hospitalaria. Sobre este incidente específico, no se llevó a cabo ninguna investigación formal. La periodista señala que los grupos responsables de la protesta violenta se dispersaron rápidamente, contribuyendo a una sensación de impunidad que, a su entender, ha facilitado la normalización de la violencia en las manifestaciones públicas en el país.
Desde su perspectiva, el derecho a la protesta en Bolivia ha sufrido una distorsión significativa. Considera que este derecho es mal utilizado de manera recurrente y sin distinción por todos los sectores sociales. La periodista describe las manifestaciones en Bolivia como inherentemente violentas, sugiriendo que esta característica podría estar ligada a una mayor facilidad para manipular a una sociedad marcada por el temor.
Actualmente trabajando en Cadena A, la periodista afirma que los derechos de los profesionales de la prensa son vulnerados de forma sistemática durante los conflictos sociales. Observa una tendencia en la sociedad boliviana a recurrir al abuso contra terceros como medio para exigir derechos, lo que, en su opinión, desvirtúa por completo el verdadero sentido de la protesta en un contexto democrático.
Cifras documentadas por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) reflejan esta situación de riesgo para las mujeres periodistas. En los primeros cinco meses de 2025, se registraron siete agresiones contra profesionales de la prensa mujeres. Durante el año 2024, la ANP documentó seis casos de agresión dirigidos a mujeres periodistas