El piloto británico Lewis Hamilton atraviesa un periodo de profundo duelo tras el fallecimiento de Roscoe, su querido bulldog inglés, una figura que se había erigido en una presencia familiar en los circuitos de la Fórmula 1. Roscoe, conocido por su carismática personalidad y su notable popularidad en redes sociales, donde acumulaba más de 1,4 millones de seguidores en su propia cuenta de Instagram, sucumbió a complicaciones de salud, incluyendo problemas respiratorios severos y neumonía, después de una estancia de cuatro días en la unidad de cuidados intensivos.
Durante este crítico periodo, Hamilton tomó la decisión de ausentarse de la prueba de neumáticos Pirelli programada en Mugello para permanecer al lado de su mascota. En su lugar, el piloto de reserva de Ferrari, Zhou Guanyu, junto al titular Charles Leclerc, asumió parte de los compromisos de planificación previstos.
El campeón del automovilismo compartió públicamente la inmensa dificultad de la elección final, describiéndola como la más dolorosa de su existencia, la de despedirse de su fiel compañero tras días de atención médica intensiva.
La noticia provocó una efusión de solidaridad y mensajes de apoyo por parte de aficionados y colegas del automovilismo. La comunidad de la Fórmula 1, a través de sus canales oficiales, reconoció el legado de Roscoe, señalándolo como una verdadera estrella que dejó una huella imborrable. Escuderías como Mercedes y McLaren también hicieron eco de su partida, evocando la vitalidad que Roscoe inyectaba en el paddock y el cariño que se había ganado entre todos los miembros de la gran familia del automovilismo.
Roscoe no solo acompañaba a Hamilton en los grandes premios, sino que su presencia aportaba una nota de cercanía y relajación al ambiente de las carreras. Su figura se consolidó como un emblema entrañable del paddock, y su recuerdo perdurará entre pilotos, equipos y seguidores de todo el mundo