La oficina de Defensa al Usuario y Consumidor en Tarija ha alertado sobre irregularidades en el peso del pan que se comercializa en la ciudad. Según Silvia Palacios, responsable de esta dependencia, se han recibido numerosas quejas por parte de los ciudadanos, quienes reportan una disminución constante en el tamaño del producto básico.
Verificaciones realizadas por la entidad han confirmado que algunas panaderías ofrecen unidades con pesos tan bajos como 51 gramos, lejos del estándar de 70 a 80 gramos considerado adecuado. Palacios reconoció que si bien existen variaciones en los precios de insumos clave como la harina, la reducción observada en el peso del pan no se justifica por completo. Indicó que un recorrido reciente por el mercado local mostró que el quintal de harina se cotiza en 300 bolivianos, una cifra inferior a los 350 bolivianos que algunos panificadores argumentan. El precio del quintal de azúcar, otro componente importante, se mantiene estable en 270 bolivianos.
Por su parte, el sector panificador, a través de Dilbert Flores, presidente de su asociación en Tarija, ha expresado una visión diferente. Flores atribuye el incremento de costos, particularmente el de la harina que a menudo proviene de Argentina, a la devaluación de la moneda boliviana frente al peso argentino. Asimismo, mencionó la escasez de ciertos insumos como un factor adicional que presiona los costos operativos. Según Flores, la situación actual hace insostenible la estructura de costos para los productores de pan.
Ante este panorama, la asociación de panificadores ha convocado a una reunión para este sábado. El objetivo es alcanzar una determinación unánime sobre las medidas a seguir. Está previsto que el sector comunique su decisión final y las acciones que adoptará a la población y a los medios de comunicación el próximo lunes.
Este debate sobre el precio y peso del pan se da en un contexto donde, a finales del año anterior, una propuesta legislativa fue presentada en el Concejo Municipal por la concejal Marcela Guerrero. Dicha iniciativa busca establecer regulaciones para el precio y peso del pan, contemplando incluso la posibilidad de subsidiar la harina para los panificadores con el fin de asegurar un precio accesible para los consumidores, sugiriendo un valor de referencia como 0.50 bolivianos por unidad