El jefe de despacho de la Alcaldía de Tarija, Fernando Martínez, ofreció recientemente una perspectiva sobre la gestión municipal en curso, destacando tanto los progresos alcanzados como los desafíos aún presentes bajo la administración del alcalde Johnny Torres.
Martínez subrayó que una de las principales metas logradas ha sido la resolución de problemas urbanos de larga data. Entre estos, se cuenta la reubicación del antiguo vertedero, reemplazándolo con un moderno centro de tratamiento de residuos sólidos, y el inicio de la construcción de la segunda circunvalación. Esta última obra se concibe no solo para aliviar la congestión vehicular, sino también como un instrumento clave para la planificación urbana, orientando el crecimiento de la ciudad hacia el norte y protegiendo al mismo tiempo las fuentes hídricas esenciales.
La administración también ha puesto un énfasis particular en la recuperación de edificios emblemáticos, como la Casa Dorada y la Casa del Ciprés, con el objetivo de potenciar el atractivo turístico de Tarija. En el ámbito medioambiental, se resaltó la plantación de más de treinta mil árboles y la implementación de sistemas de riego en los accesos a la ciudad desde Bermejo y el Chaco, buscando mejorar la estética urbana y optimizar el uso del agua.
En cuanto a los servicios básicos, se reconoció que persisten deficiencias en algunas zonas periurbanas. Sin embargo, se está impulsando un nuevo pacto social que busca la colaboración entre el sector privado, las autoridades y la ciudadanía para asegurar una cobertura integral. Respecto al transporte, se defendió la aplicación de fotomultas como una medida orientada a la educación vial y el ordenamiento del tránsito, más que como una herramienta de recaudación.
De cara a las próximas elecciones municipales, Martínez indicó que la agenda se concentra en la entrega de diversas obras en los barrios, abarcando desde sistemas de agua potable y alcantarillado hasta proyectos de asfaltado y empedrado. Asimismo, enfatizó que Tarija se encuentra en una fase de transición económica, marcada por la disminución de los ingresos provenientes de los hidrocarburos. Esta situación ha obligado a replantear el modelo de desarrollo departamental y a demandar una mayor compensación para la región por su contribución al país