La situación de la represa de San Jacinto ha generado preocupaciones significativas entre las autoridades locales, especialmente la concejal Marcela Guerrero. Según sus declaraciones, la falta de financiamiento adecuado está obstaculizando la resolución de problemas críticos que afectan a la infraestructura y al medio ambiente.

Uno de los principales inconvenientes es el alto grado de contaminación que proviene de la cuenca que alimenta la represa, específicamente del río Tolomosa. La Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo ha informado sobre alarmantes niveles de polución, lo que Guerrero considera una señal de alerta para que las autoridades tomen medidas inmediatas. La calidad del agua ha caído a categorías preocupantes, lo que no solo amenaza la producción agrícola, sino que también pone en peligro la flora y fauna de la región.

Guerrero subrayó que existen múltiples problemas que requieren atención, entre ellos, el avance en la construcción de una Planta de Tratamiento de lodos fecales, que busca evitar la filtración de aguas residuales. Sin embargo, enfatizó que este no es el único desafío que enfrenta la represa. La concejal también destacó la necesidad de cerrar la hidroeléctrica Guaracachi, que, al extraer grandes volúmenes de agua, afecta la irrigación del valle central y genera conflictos entre los regantes.

Además, Guerrero mencionó la urgencia de reemplazar la tubería principal de la represa, ya que la actual ha superado su vida útil. A pesar de que se anunciaron inversiones significativas para este fin, hasta el momento no se ha avanzado en el proyecto.

La sedimentación es otro problema crítico que se presenta anualmente en la represa, y se requiere un dragado para gestionar este sedimento acumulado. La falta de atención a estos problemas podría resultar en un deterioro significativo de la infraestructura, lo que ya ha llevado a la gerencia del Proyecto Múltiple San Jacinto a restringir el acceso de vehículos pesados a la zona.

Guerrero hizo hincapié en que han pasado más de tres décadas desde la construcción de la represa y que es esencial desarrollar un plan de readecuación para extender su vida útil. Sin inversiones adecuadas, advirtió que la estructura podría colapsar, lo que tendría consecuencias desastrosas para el sector productivo de la región.

La concejal también planteó la necesidad de asignar presupuestos específicos para la reparación de la infraestructura, argumentando que la falta de acción podría llevar a un desastre de grandes proporciones. Aunque se requieren recursos significativos, Guerrero sugirió que se pueden buscar alternativas de financiamiento para abordar estos problemas.

Finalmente, criticó a la empresa Guaracachi, acusándola de priorizar sus beneficios económicos a expensas del mantenimiento adecuado de la represa de San Jacinto. La situación actual demanda una atención urgente y un enfoque proactivo para evitar que los problemas existentes se agraven aún más

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Federico Enrique
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