El Gobierno venezolano emitió una alerta sobre lo que considera un intento de Estados Unidos por desencadenar un conflicto bélico en América Latina y el Caribe. Durante un acto conmemorativo del 47 aniversario del Comando de Defensa Aeroespacial Integral, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, enfatizó que rendirse ante esta situación es un “imposible histórico”, en medio de la creciente tensión generada por el despliegue aeronaval estadounidense en la región caribeña. Nicolás Maduro interpreta estas maniobras como un esfuerzo para desestabilizar su gobierno.
En su intervención, Padrino López sostuvo que Estados Unidos busca no solo presionar a Venezuela, sino que también enfrenta desafíos internos, mencionando la pérdida de jóvenes estadounidenses en conflictos. A pesar de ello, el funcionario reiteró el compromiso de Venezuela con la paz, aunque manteniendo una postura firme de resistencia frente a lo que calificó como acciones imperialistas norteamericanas.
El ministro denunció un intento de intimidación tras el sobrevuelo de aviones de combate F-18 de Estados Unidos sobre el golfo venezolano, ocurrido recientemente, aunque no se confirmó si estas aeronaves violaron el espacio aéreo nacional. Además, condenó la confiscación de un buque cargado con petróleo venezolano por parte de fuerzas estadounidenses en aguas caribeñas, calificando esta acción como una “violación flagrante” del derecho internacional, la libre navegación y el comercio legítimo.
El buque en cuestión, identificado como Skipper, fue interceptado en una operación conjunta del Departamento de Defensa y la Guardia Costera de Estados Unidos. Navegaba bajo una bandera falsa y estaba sancionado desde 2022 por presuntos vínculos con el contrabando de petróleo iraní. En el momento de la incautación, transportaba aproximadamente 1,9 millones de barriles de crudo pertenecientes a la estatal venezolana PDVSA. El Gobierno venezolano denunció el hecho como un “robo descarado” y no especificó el destino final del cargamento. Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump prefirió mantener en reserva los detalles de sus planes relacionados con el petróleo venezolano.
En respuesta a estas acciones, Maduro rechazó categóricamente las presiones, chantajes y amenazas provenientes de Estados Unidos, asegurando que tales “fórmulas de mentira” no tendrán efecto sobre su país. Además, criticó duramente a los sectores estadounidenses que, según él, se dedican a difundir opiniones hostiles contra Venezuela.
Desde agosto, Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en el Caribe, argumentando la necesidad de combatir el tráfico de drogas. Sin embargo, el gobierno venezolano interpreta este despliegue como una amenaza directa a su soberanía y un intento de derrocar al presidente Maduro. En consecuencia, Venezuela ha declarado una “movilización permanente” de sus fuerzas militares en todo el territorio nacional.
Este despliegue estadounidense es considerado el mayor en la región desde la Guerra del Golfo Pérsico (1990-1991), según análisis del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), lo que ha elevado considerablemente las tensiones entre ambos países y generado preocupación en la comunidad internacional
